El Presidente de México encabeza la ceremonia que honra a uno de los generales más brillantes de la Revolución Mexicana.

El 26 de noviembre pasado, el Castillo de Chapultepec, Ciudad de México, fue el escenario donde se recordó a uno de los actores más sobresalientes de la Revolución Mexicana, el General Felipe Ángeles, quien se destacó no solo por ser un brillante artillero, sino por ser uno de los generales más humanistas de esa lucha armada.

La ceremonia del Centenario Luctuoso del General Felipe Ángeles, fue encabezada por el Licenciado Andrés Manuel López obrador, Presidente de México y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, quien estuvo acompañado en el presídium por su esposa la Doctora Beatriz Gutiérrez Müller; el General Luis Cresencio Sandoval González, Secretario de la Defensa Nacional; el Almirante José Rafael Ojeda Durán, Secretario de Marina; así como por representantes de los poderes Legislativo y Judicial, entre otras autoridades civiles, militares y navales.

Como parte del acto, el mandatario mexicano entregó una bandera y biografía de la vida del General Felipe Ángeles al arquitecto Raúl Gómez Ángeles, sobrino bisnieto del revolucionario. Asimismo, durante la ceremonia la banda de guerra ejecutó el toque de silencio para honrar su memoria.

Durante el acto, la doctora Beatriz Gutiérrez Müller narró los instantes previos a la muerte del general; habló de su carácter revolucionario y la lealtad que demostró al presidente Francisco I. Madero y al vicepresidente José María Pino Suárez.

Por su parte, el General de Brigada D.E.M., Julio Álvarez Arellano, Director del Heroico Colegio Militar, a nombre de sus compañeros de armas, reiteró el respeto a las instituciones y el amor a la Patria: “Así como el General Ángeles respetaba y defendía las institucionales legalmente constituidas, continuamos respetando y defendiéndolas quienes servimos a las Fuerzas Armadas; así como el General Ángeles tenía profundo amor por México, lo tenemos quienes actualmente portamos el uniforme militar”.

En su momento, el Teniente de Infantería, Uziel García Correa, dio lectura a la vida, obra y ocaso del general Felipe Ángeles, en la que destacó la fecha de su muerte: “El 26 de noviembre de 1919 se apagó la llama de uno de los héroes de la Revolución Mexicana, el más grande de los artilleros que ha conocido la historia de nuestro país”.

Recuadro 1

Muerte del General Felipe Ángeles

Durante la ceremonia, la DoctoraBeatriz Gutiérrez Müller narró de manera emotiva, la parte final de la vida del General Felipe Ángeles, quien hasta el último momento fue leal a sus ideales: 

“Felipe Ángeles fue sentenciado a muerte por el Consejo de Guerra Extraordinario reunido en Chihuahua el 25 de noviembre de 1919. Citado tres días antes, este tribunal declaraba culpable a Felipe Ángeles por del delito de rebelión y deserción ante el enemigo.

Presidían tal consejo Manuel M. Diéguez, el general de brigada Gabriel Gavira y cuatro vocales: Miguel M. Acosta, Silvino M. García, Fernando Peraldi y J. Gonzalo Escobar. Se reportaba casado con 50 años de edad originario de Zacualtipán, Hidalgo.

En dicho proceso estaban inculpados también el mayor Néstor Enciso de Arce, casado de 26 años originario de Rincón Antonio Oaxaca; y Antonio E. Trillo de 18 años, soltero y de Chihuahua.

La determinación del Consejo de Guerra fue fusilarlo, lo cual ocurrió a primera hora del 26 de noviembre de 1919. No sirvieron las gestiones de sus antiguos amigos ni de Sara Pérez, la viuda de Francisco I. Madero, a quien permaneció devoto y fiel aún después de la Decena Trágica.

Cables y noticias recogieron su detención. Declaró por qué había vuelto a México y por tanto fue capturado en Chihuahua.

Cito: ‘Vine buscando a Villa para pedirle magnanimidad en el trato a los prisioneros e hice gestiones para pasarme al sur, para hacer la misma labor acerca de los demás jefes rebeldes’. Agregó: ‘La violencia de muchos revolucionaros tiene este fundamento, la dominación española de tres siglos y los gobiernos despóticos y dictadores han hecho servil el alma del pueblo’. Villa le llegó a decir: ‘Usted es el primer hombre que me contradice y no ha muerto’.

Según los periódicos del 27 de noviembre, Ángeles demostraba serenidad y entereza en el momento de su ejecución. Él mismo decidió en qué lugar recibía el tiro y arregló con los oficiales la forma como iba a perecer. No quiso que le vendarán los ojos, la muerte fue instantánea. El genera se desplomó.

Fue un incondicional del presidente Francisco I. Madero. Con él y con Pino Suárez pasó la última noche en vida de los dos titulares del Ejecutivo.

Días antes de morir expresó, cito: ‘Madero era benévolo con todos sus enemigos y, sin embargo, estos enemigos seguían en su contra hasta hacerlo caer. La muerte de Madero hizo más bien al país que todas las gestiones que hizo en su vida, porque los enemigos comprendieron su error, y si la Revolución sigue el mismo procedimiento, seguirán muriendo líderes y gente’.

En declaraciones últimas al periódico El Heraldo dijo resignado, cito: ‘Hago votos por la felicidad de la patria, y quisiera que todos los mexicanos se unieran para lograr la consolidación del gobierno del señor Carranza, y que los estadistas pusieran todo su empeño para resolver los arduos problemas que afligen a la nación. He querido durante mi consejo de guerra justificar los actos de mi vida, no para salvarla, sino que para cuando ya no exista, se diga que no fui un hombre malo’.

Descanse en paz, general Ángeles, con honor y justicia en el centenario de su fusilamiento. Muchas gracias”.