Día de la Armada de México­

200 años de servicio y lealtad a la Patria.

Desde su creación, la Armada de México ha estado destinada a contribuir con las grandes causas de la Nación, y así lo ha hecho con una legítima y honesta vocación de servicio.

Por dos siglos ha constituido el escudo de la Nación, cumpliendo ininterrumpidamente con su misión de garantizar el ejercicio de la soberanía nacional en el mar, contribuir a preservar la integridad del territorio y mantener el orden constitucional en el Estado mexicano, además de salvaguardar la vida humana en la mar y brindar apoyo a la población civil en casos y zonas de desastres.

Ha sabido navegar con el tiempo, modernizando sus procesos, aspirando con ello a la vanguardia, fortaleciendo día a día su respuesta operativa, sin olvidar que sus orígenes se encuentran vinculados directamente con los ideales, los anhelos y sobre todo con la voluntad de cada ciudadano mexicano.

Es por ello que la historia de la Armada de México se encuentra ligada indisolublemente con el pasado del país y con su privilegiada posición geográfica. Como Institución ve su surgimiento hacia inicios del siglo XIX.

Una de las primeras decisiones de la incipiente Nación fue la creación de cuatro ministerios el 4 de octubre de 1821; uno de ellos, el Ministerio de Guerra y Marina. Bajo esa designación dio inicio la historia de la Armada de México como cuerpo de guerra del Estado mexicano.

Desde el nacimiento de la Institución, los momentos más emblemáticos, aunque no los únicos, por las hazañas en favor de la Patria de las y los marinos navales en la historia nacional, los podemos resumir a partir de los siguientes hitos de la Armada de México:

  1. La consolidación de nuestra Independencia el 23 de noviembre de 1825, a manos de la Marina de Guerra al expulsar el último reducto español en el recinto de San Juan de Ulúa en el puerto de Veracruz.
  2. Durante la segunda invasión estadounidense los cadetes de la Escuela Naval Militar, junto con el pueblo de Veracruz, defendieron heroicamente el puerto el 21 de abril de 1914.

Los ideales de la Revolución Mexicana se plasmaron con la promulgación de la Constitución el 5 de febrero de 1917, en la que se nacionalizó la Marina con las reformas al Artículo 32, donde se estipuló que para pertenecer a la Marina de Guerra era necesario ser mexicano por nacimiento y para las tripulaciones de los buques mercantes lo serían las dos terceras partes de ella.

Ya en el contexto de la Segunda Guerra Mundial se le dio autonomía al Departamento de la Marina Nacional, al separarse de la Secretaría de la Defensa Nacional en 1939, lo que dio pie a la creación de la Secretaría de Marina el 31 de diciembre de 1940, fue así como comenzó la base de la estructura institucional actual, donde sobresale la Armada de México como componente operativo de la Secretaría de Marina.

Las unidades de superficie y aéreas, así como la Infantería de Marina, son los pilares de la Armada de México que han evolucionado desde 1821 a la actualidad, reafirmando el compromiso de emplear el poder naval de la federación para la defensa exterior y coadyuvar en la seguridad interior del país en el Mar, en el Aire y en la Tierra.

Consolidación de la Independencia

Un mes después de la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México, el 26 de octubre de 1821, comenzó la resistencia española desde el fuerte de San Juan de Ulúa, frente al puerto de Veracruz, convirtiéndose así en el último reducto de aquellos que no aceptaban la independencia nacional.

La duración y dificultad de este conflicto se explica a partir del inicio de la vida independiente nacional, no se contaba con navíos, ni artillería que pudiera hacer frente a los españoles acantonados en el Fuerte de San Juan de Ulúa. La opción más acertada para solucionar esta situación se centraba en la creación y desarrollo de una marina de guerra nacional; sin embargo, la falta de recursos económicos modificó el desarrollo de esto.

En diversas ocasiones, a lo largo de estos años, las tropas españolas de San Juan de Ulúa realizaron bombardeos sobre el puerto de Veracruz, representando una constante amenaza contra la independencia nacional.

Esta situación cambió hasta que en junio de 1824, el General Miguel Barragán, fue designado como Comandante General de Veracruz, con su llegada comenzó a organizar las operaciones para bloquear las comunicaciones y suministros hacia San Juan de Ulúa.

Asimismo, a mediados de 1825, el Presidente de la República Guadalupe Victoria ordenó que Pedro Sainz de Baranda y Borreyro, fuera nombrado Comandante General del Departamento de Marina de Veracruz, encargado de llevar a cabo la última etapa de bloqueo contra San Juan de Ulúa, lo anterior se logró debido a que meses atrás, el gobierno nacional había adquirido una flotilla de barcos ingleses que en conjunto con los que ya tenían, permitieron el bloqueo de San de Juan de Ulúa.

Ante esto, el Brigadier José Coppinger, quien se encontraba al frente de las tropas de San Juan de Ulúa, optó por la rendición. El acta de capitulación fue firmada por el bando mexicano por el General Miguel Barragán, el Coronel José Antonio Rincón, el Teniente Coronel de Artillería Mariano Barbosa, entre otros, y por el bando español por el Brigadier José Coppinger, Miguel Suárez del Real, perteneciente al Cuerpo de Artillería y Domingo Lagrú del Batallón Ligero de Cataluña.

La expulsión definitiva se dio el 23 de noviembre de 1825, fecha en la que los españoles fueron embarcados en la goleta Águila y el bergantín Guillermo con destino a la Habana, Cuba, razón por la cual se celebra en esa fecha el día de la Armada de México.

Este fue uno de los episodios más gloriosos en la historia de la independencia de nuestro paí, con los que la Marina-Armada de México iniciaba su vida de servicio a la Patria, trabajo que desde su creación hasta nuestros días lo hace con honor, deber, lealtad y patriotismo.

Valores Institucionales de la Semar

En la Secretaría de Marina se trabaja para cimentar la conducta de su personal, mediante una amplia gama de valores y virtudes, entre los que destacan como pilares:

Honor. Principio personal que induce a conducirse con rectitud e integridad, y que motiva a actuar por el bien común.

Deber. Principio profesional, que mantiene el sentido de responsabilidad.

Lealtad. Principio institucional, virtud muy valorada que es reflejo de la fidelidad con los compatriotas y un principio básico para cada marino, ya que sin la lealtad no existirían, y que debe entenderse de manera bidireccional, entre las diferentes jerarquías y roles.

Patriotismo. Principio constitucional, que se reconoce por la entrega y el sacrificio de sus integrantes, al cuidar con amor y devoción la Patria.

El valor más importante para los marinos es la lealtad, que es el convencimiento que tiene el personal en realizar sus obligaciones para mantener la cohesión y el buen funcionamiento de la institución al servicio de la Patria.