Intervención francesa en 1864 con la corbeta La Cordeliére

Por: Gral. Div. D.E.M. (RET.) Pedro Lohmann Iturruburu Cap. de alt. e Ing. Carlos Enrique Angulo Hernández

El Puerto de Mazatlán pasó a ser denominado por los Tres Poderes de Gobierno en Sinaloa, Puerto Heroico de Mazatlán, recordando que hace 159 años, un 31 de marzo de 1864, se tuvo una de las grandes defensas contra ejércitos extranjeros, hecho poco difundido, pero importante en la historia de México.

BATALLA DEL EJÉRCITO REPUBLICANO CONTRA LOS INVASORES FRANCESES A BORDO DE LA FRAGATA LA CORDELIÉRE.


Recordar esta batalla contra la fragata Cordeliére significa para los sinaloenses y el pueblo de México, que quede en nuestra memoria y no se olvide.

Vale mencionar que no solo la batalla contra la corbeta Cordeliére, sino todas las batallas que se llevaron a cabo en Sinaloa, también de héroes anónimos, gente de pueblo que a través de la estrategia de guerrillas supo minar el poderío del ejército invasor, que obligaron a la expulsión de las tropas francesas de nuestro país en 1866. No olvidemos nunca a nuestros héroes, en Mazatlán triunfó el pueblo y la República.

HISTORIA MAZATLECA

¿Qué motivó la intervención francesa en 1862? La falta de pagos por préstamos otorgados a México por España, Inglaterra y Francia obtenidos por gobiernos anteriores al de Benito Juárez.

Enviaron flotas de sus respectivas armadas a Veracruz y los puertos del Golfo y el Pacífico.

Las flotas llegaron en 1862. En Veracruz, una comisión del gobierno mexicano enviada por el Presidente Juárez, negoció nuevas condiciones de pago con Inglaterra y España, países que retiraron sus flotas, no así los franceses que permanecieron en México, cuya flota se dispersó por el país y bloqueó los puertos mexicanos con la intención de tomar las aduanas marítimas y cobrar el adeudo reclamado.

El desembarco de tropas francesas en México obedecía a parte del pago de la deuda, sino, ya conocemos la historia, establecer un imperio francés.

SINALOA Y MAZATLÁN EN LA SEGUNDA INTERVENCIÓN

Mazatlán era la principal plaza que ocupaban los conservadores en el estado. Fue la capital hasta 1870, ciudad media con 18,000 habitantes. En ese entonces el cerro del Crestón no contaba con faro, el cual una vez colocado en la época porfiriana fue el más alto del mundo.

La iglesia de la Concepción tiene una historia fascinante. Estaba en proceso de construcción, que inició en 1855. La más importante era la iglesia de San José.

El mercado municipal se localiza ene el mismo lugar, con palapas de palma, el cual a la postre fue sustituido por un bello mercado art nouveau, hecho en los mismos talleres donde se fundió la Torre Eiffel.

Se trajo vía marítima en partes. Las embarcaciones fondeaban en Playa Norte y descargaban en lanchones a un pequeño muelle de madera hecho exprofeso.

La economía giraba en torno a los recursos mineros de oro y plata, que se acumulaban en la aduana marítima y casas de particulares de las minas de El Rosario y Pánuco, para ser exportados a todo el mundo vía marítima.

LE CORDELIÉRE Y SU COMANDANTE HENRY MARIE DE CHESNEZ

La obtención de datos, características y planos de la misma, nos llevó al archivo naval francés, al cual accedimos acreditándonos como investigadores de esta batalla. Era un buque de guerra grande de la época. Fue botado en 1858. Después de estar comisionado un tiempo en las colonias africanas en 1863, regresó a su cuna Lorient para ser armada y aprovisionado para invadir a México.

Con dimensiones de 43 mts eslora (largo) y 12 mts manga (ancho), Calabo (desde linea de flotacion a la quilla) 5 metros. De 1852 tons de desplazamiento. Su arboladura (área de vela) era de 1,500 m2 lo que la colocaba en el rango de corbeta; su casco era de madera.

Su comandante era el capitán de Navío Henry Marie de Chesnez, un aristócrata francés que a la postre llegó a vicealmirante, quien nació en 1816 en parís. A los 16 años ingresó a la Ecole Navale, aunque nunca pensó que el destino lo llevaría a Mazatlán.

PERSONAJES MEXICANOS

El principal, el coronel Gaspar Sánchez Ochoa, nació en 1837 en Guadalajara. Participó en la Batalla de Puebla, dos años antes y cayó prisionero, pero cuando era trasladado a Veracruz escapó. En 1864 fue comisionado a Sinaloa para ayudar al resguardo y fortificación de Mazatlán por la posible invasión a los puertos del Pacífico.

IGNACIO RAMÍREZ, EL NIGROMANTE, TESTIGO DE EXCEPCIÓN

Se preguntarán algunos, ¿qué relación hay entre la Batalla de Mazatlán y el Nigromante? Ignacio Ramírez, amigo de Benito Juárez, y especialmente de Guillermo Prieto, fue uno de los ideólogos principales de las Leyes de Reforma. Nacido en Guanajuato, pero con familiares Mazatlecos, durante la segunda Intervención francesa se trasladó a Mazatlán, siendo un testigo de excepción, quien narró de manera poética esta batalla.

De las 11 cartas, rescatamos la número 4 en donde Ramírez le escribe a “Fidel”, así llamaba a Guillermo Prieto. Le describe lo que ocurrió en Mazatlán en marzo de 1864.

LA BATALLA CONTRA LE CORDELIÉRE, EL ARMAMENTO DE LOS CAÑONES NAVALES CAÑONES TERRESTRES DE MONTAÑA:

Los cañones navales de La Cordeliére requerían seis hombres para operar cada cañón. Venía armada con 16 cañones de 16cm – 4 de 22cm y 2 de 30cm. Los dos últimos eran formidables para la época. Cañones de última generación que traían cartuchos de pólvora exprofeso para el calibre de cada cañón. Se insertaba el cartucho, luego el proyectil, se aseguraba con un taco de estopa, luego por el llamado oído del cañón se encendía el cartucho. Se producía la explosión que empujaba con enorme potencia el proyectil. Al cabo de pocos disparos había que parar por la alta temperatura que tomaba la recámara y evitar avería en el cañón.

CAÑONES TERRESTRES UTILIZADOS EN LA DEFENSA DE MAZATLÁN

El principal cañón fue de los llamados de Montaña de 12 libras (lanzaba proyectiles de 6 kg), pero efectivo, que la corbeta francesa requirió solo 3 impactos para retirarse a refugiar atrás de la isla de Venados y 6 obuses Howitzer de corto alcance.

PRELUDIOS DEL COMBATE

Los habitantes de Mazatlán se despertaron el 24 de marzo de 1864 con la noticia de que en la Bahía de Mazatlán, al sur de la isla de Venados, había anclado una poderosa corbeta francesa llamada “La Cordeliére”.

La noticia corrió de inmediato como reguero de pólvora. Se inflamaron los fervores patrios y procedieron a ayudar a terminar las fortificaciones, ya avanzadas, para el caso de un desembarco de tropas.

Se ordenó el acuartelamiento del único batallón “Guerrero” de la Guardia Nacional, disponible por el Coronel Sánchez Ochoa, Otro batallón de voluntarios (gente de pueblo, jornaleros, pescadores) no muy bien armado, pero con un fervor e ímpetu patrio fuera de duda. Ambos batallones comprometidos a cualquier precio de impedir una invasión extranjera.

Mazatlán era el más importante puerto del Pacífico en aquella época. El 28 de marzo, su Comandante Capitán de Navío Chesnez ordena acercar a la costa la poderosa nave. Se observa que arrían dos lanchas cañoneras, las que lanzan sus obuses sobre las principales fortificaciones en playa, las que son repelidas por los obuses de Sánchez Ochoa, colocados en la playa.

Al comprobar que habría oposición, se replegaron y regresaron a su nave. Nunca sabremos las bajas francesas, pero pescadores locales aseguran haber visto numerosos bultos envueltos en lona, que era la forma tradicional de sepultar los muertos en el mar.

Sin ninguna duda, esto exacerbó el ánimo de venganza del Comandante Chesnez, a bordo de La Cordeliére contra Mazatlán. Decidió bombardear la ciudad con su poderío de 22 cañones. Vació la pólvora de la Santa Bárbara y utilizaría sus proyectiles para vengar sus muertos y heridos.

Los días 29 y 30 transcurrieron en una tensa calma. Seguro, a bordo de la corbeta preparaban el bombardeo. Era jueves y viernes Santo. La población abarrotaba las iglesias para pedir protección a nuestros soldados y para que Mazatlán no fuera invadida.

SÁBADO DE GLORIA EN MAZATLÁN 31 DE MARZO 1864

A bordo de La Cordeliére, se desayuno té, galleta marinera, queso duro y tocino o jamón. Llegó la hora de la comida y el comandante ordenó un abundante almuerzo con vino. Se sacrificó un puerco que se tenía exprofeso para antes del inicio de alguna fecha o hecho importante.

Esta costumbre era para celebrar el cumpleaños del rey, antes de entrar a batalla, navidad y año nuevo. Llevaban gallinas y puercos que debía alimentar cada tripulante con parte de su ración. Esta costumbre era siempre pensando que esta fuera su ultima comida. Poco antes de la comida se ofició una misa por el capellán del buque, de inmediato se izaron las banderas de batalla.

EL COMANDANTE CHEZNEZ OBSERVÓ LOS VIENTOS REINANTES LOCALES

En el sur de Sinaloa existe una particularidad de cambio de vientos que cambian cada 12 horas. Siempre, a partir de las 13:00 a las 14:00 horas, el viento cambia del mar hacia tierra y durante la madrugada sopla de tierra hacia el mar. “Terral” le llaman. Esto último, novelado por supuesto, pero que sin duda así ocurrió por las costumbres de esa época.

En tierra, el coronel Sánchez Ochoa ponía a punto el único cañón de alcance medio con que contaba, un cañón de montaña de 12 libras. Lo colocó en Punta Chile (Casa del Marino). El resto eran obuses Howitzer de alcance limitado que se colocaron a lo largo de la playa de la bahía para repelar algún desembarco por si fuera necesario.

Con su catalejo, observó movimiento inusual a bordo de la corbeta y a las 13:00 horas ésta desplegó su pendón de fuego, anunciando inminente ataque a la costa. Poco antes de las dos de la tarde, al cambiar el viento del mar hacia tierra, para evitar el humo de la pólvora, La Cordeliére abrió fuego sobre Mazatlán, apuntando especialmente sobre el cuartel militar que en aquella época estaba junto a la iglesia de San José.

LA CORBETA SE LLENÓ DE HUMO Y FUEGO DE LOS CAÑONES

En tierra dio la orden a sus artilleros el Coronel Sánchez Ochoa Tirénle al casco de la Cordeliére…

Desde la costa se empezó a responder el fuego con el único cañón de largo alcance disponible, de montaña que disparaba proyectiles de 12 libras (6 kg). En poco tiempo se logró hacer un blanco, al buque enemigo.

La multitud que observaba la contienda desde el cerro La Nevería gritaba emocionada. Entre esta multitud se encontraba El Nigromante, quien tomaba nota de las acciones.

Con las caras ennegrecidas por la pólvora, nuestros artilleros no dejaban de operar el cañón. El punto de donde los disparos eran respondidos fue detectado por los artilleros de La Cordeliére. El comandante Chesnez dirigió parte de su artillería hacia Punta Chile donde se encontraba el cañón mexicano sin mucha puntería, solo salpicando de arena a nuestros artilleros. Caída la tarde, otro cañonazo mexicano impactó contra La Cordeliére, provocándole daños en su arboladura (palos de las velas).

LA MULTITUD FRENÉTICA APLAUDÍA AL CORONEL GASPAR SÁNCHEZ

Cerca del ocaso, después de haber disparado 130 proyectiles, el Capitán Francisco Gamboa, quien estuvo a cargo del cañón principal, no le quedaban muchos disparos. La recámara y el ánima se veían muy gastados y la cureña (base del cañón) averiada. Utilizó los últimos disparos con especial cuidado. Cuando estuvo seguro, disparó contra la corbeta que se encontraba a media milla (un kilómetro) de la costa. El disparo provocó graves daños a la corbeta, salpicando de madera la bahía mazatleca. Después del impacto, la corbeta desplegó velas. Se refugió en la parte posterior de la Isla de Venados, averiada, frente al puerto que no logró vencer.

Las explosiones ya no eran de los cañones, sino de alegría de toda la población que gritaba, al ver alejarse a la corbeta invasora, “!Viva México!” “Viva la Republica”. Esta victoria, mencionó el Nigromante en una de sus cartas “…fue una victoria para Mazatlán y para todo México…”

LA CORBETA DESAPARECIÓ DE LAS COSTAS MAZATLECAS

Remato esta intervención histórica de la defensa de Mazatlán con un pasaje de la carta nigromántica No. 4, de abril 1864, dirigida a su amigo Guillermo Prieto:

“A las 7 de la noche, la cordelliere disparó su última granada, izó velas y se retiró, averiada atrás de la isla de Venados. La marea se encargó de dar fe del triunfo mexicano, arrojando a la playa mazatleca trozos de madera de la corbeta francesa, que vino de tan lejos a besar, humillada, nuestras playas mazatlecas”.

COMBATE NAVAL DE MAZATLÁN

Después de la defensa de Mazatlán contra La Cordeliére, que fue un sábado de gloria, desde entonces se lleva a cabo un espectáculo de luces y pirotecnia que simula y evoca, cada año este hecho. Inicia con bengalas, cohetes dirigidos hacia el puerto desde embarcaciones fondeadas frente a la bahía, desde donde se fondeó a cañonear Mazatlán, la corbeta francesa en olas altas e inmediatamente en puerto responde, según al fuego del invasor. Bellísima tradición mazatleca en los festejos del carnaval. La llamamos, sábado de combate naval.