México, en la Segunda Guerra Mundial

80 años  del hundimiento de los buques mercantes mexicanos

Por: Coronel FAAMA.DEMA Antonio Bravo Álvarez

Hoy, vemos navegar con alegría, desde nuestras playas mexicanas, embarcaciones de pesca, recreativas y comerciales con toda tranquilidad en nuestros bellos y encantadores litorales. Sin embargo, tal imagen, casi idílica, no siempre fue así. 

En 1942, nuestro país era testigo del desarrollo del conflicto bélico más desgarrador y destructivo que haya visto la humanidad, desde un palco de país neutral, pero no fue así por mucho tiempo. La Segunda Guerra Mundial inició el 1 de septiembre de 1939. El continente americano se declaró neutral. Era testigo lejano del rápido avance alemán en Europa, así como del Imperio Japonés en el Lejano Oriente.

Esta situación cambiaría de súbito con el ataque japonés a la flota de los Estados Unidos, anclada en la base naval de Pearl Harbor, en las islas Hawaii, el 7 de diciembre de 1941, lo que provocaría que la totalidad de países de América Latina rompieran relaciones diplomáticas con los países del Eje Berlín-Roma-Tokio.

Otra importante causa de la entrada de los Estados Unidos (EU)  a la guerra, fue que Alemania montaría a partir del primer semestre de 1942, una campaña de guerra submarina operación Paukenschlag a lo largo de la costa Este de los EU, que se extendió desde Canadá hasta el Golfo de México, la cual se desarrolló con gran éxito, debido a la falta de preparación de los americanos ante esta nueva amenaza bajo el mar.

En este escenario, el submarino alemán U-564 al mando del Teniente Reiharht Suhren atacaría el 13 de mayo de 1942, al buque tanque mexicano de la Flota de Pemex Potrero del Llano, con la pérdida de 14 de sus 35 tripulantes, incluido su comandante, el teniente de Navío Gabriel Cruz Díaz, acto que generó gran indignación en amplios sectores de la población mexicana, la que condenó este acto de agresión no provocado.

A este ataque, siete días después, el 20 de mayo de 1942, le siguió el ataque del submarino alemán U-106 al mando del Teniente Hermann Rasch contra el barco tanque mexicano Faja de Oro, con la pérdida de nueve de sus 37 tripulantes, agresión no provocada que precipitaría la entrada de México a la Segunda Guerra Mundial, en el bando de los países aliados.

Lamentablemente, no serían las únicas pérdidas de buques mercantes mexicanos. En el año de 1942, ya como país beligerante, México perdió a manos de submarinos alemanes, otros cuatro buques, las aguas de los océanos Atlántico y Golfo de México se conviriteron en un escenario de destrucción y muerte marítima.

En apoyo al esfuerzo bélico aliado, nuestro país exportaba diversas materias primas hacia los Estados Unidos, principalmente petróleo, también otros productos, como material de construcción y alimentos, los cuales se transportaba por medio de buques mercantes no armados.

 Perdió seis de estas naves durante ese fatídico año de 1942.

Los días 26 y 27 de junio se perderían los buques Tuxpam y las Choapas, cerca de Tuxpan, Veracruz, ambos a manos del submarino alemán U-129, bajo el mando del Teniente  Hans Witt, con la pérdida de 4 y 3 tripulantes respectivamente, como resultado del certero ataque.

Asimismo, con fecha 27 de junio se perdería el buque Oaxaca, y el 4 de septiembre sucumbiría el Amatlán, ambos bajo los torpedos del submarino U-171 del Teniente Gunther Pfeffer, con la pérdida de seis y cinco elementos de sus respectivas tripulaciones.

Las víctimas de los seis hundimientos mencionados suman 41 marinos mexicanos fallecidos, las primeras bajas nacionales de la Segunda Guerra Mundial, héroes anónimos que hicieron el último sacrificio en nombre de la nación mexicana.

La flota mercante mexicana siguió con la transportación de materiales críticos a diversos puertos de los EU durante el resto de la guerra, sin perder más buques mercantes. Realizó una valiosa contribución al esfuerzo de guerra del bando aliado, durante el mayor conflicto que haya visto el hombre a través de su historia moderna.

En 1945, México envió al frente de batalla al Escuadrón 201 de la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana, el cual se distinguió en combate en el frente del Pacífico del sur, pues colaboró de manera efectiva en la liberación de las islas Filipinas: perdió cinco pilotos aviadores.

Hoy, a 80 años de tan trágicos eventos, gozamos de  libertad y seguridad de navegación en nuestros litorales y en distintos mares y océanos, con lo que se fortalece el comercio marítimo entre México y países del orbe. 

En este contexto no debemos olvidar lo ocurrido a nuestro país en ese trágico año de 1942, por lo que rendimos un justo homenaje a los valientes marinos y aviadores mexicanos que ofrendaron sus vidas en el cumplimiento de su deber.