El Presidente de México recuerda a los héroes de la batalla del 5 de mayo en la que las armas nacionales se cubrieron de gloria.

Sumario

“Este día recordamos a quienes han luchado por la independencia, por la justicia, por la libertad, por la democracia, por la defensa de nuestra soberanía nacional. No puede pasar desapercibido”.

Licenciado Andrés Manuel López Obrador, Presidente de México.

La Batalla de Puebla sucedida el 5 de mayo de 1862, fue una confrontación armada entre tropas mexicanas contra el que en ese entonces se consideraba el Ejército más poderoso del mundo: el Ejército Francés, y aunque ese hecho de armas fue la antesala de muchos acontecimientos históricos más que desembocaron en el triunfo de la República, es un episodio del cual México se siente orgulloso y por ello cada año honra a los héroes que participaron en él, sin embargo, este año fue la excepción debido al distanciamiento social ordenado por las autoridades sanitarias.

No obstante, durante la conferencia matutina del 5 de mayo, en el 158 Aniversario de la Batalla de Puebla, el Licenciado Andrés Manuel López Obrador, Presidente de México, recordó el triunfo de las fuerzas militares mexicanas sobre el ejército invasor francés, en el salón Tesorería de Palacio Nacional, Ciudad de México, donde además agradeció a los connacionales por el envío histórico de remesas; y aseguró que gobierno corresponderá con apoyos para la economía popular.

Los mejores hijos de México

Al hacer uso de la palabra, el Primer Mandatario, inició recordando las palabras del General Zaragoza para animar a sus tropas al combate: “En la arenga de Ignacio Zaragoza a las tropas mexicanas les dijo: ‘Nuestros enemigos son los primeros soldados del mundo, pero vosotros sois los hijos de México y os quieren arrebatar vuestra patria’.

Hay otra interpretación que dice: Nuestro enemigo es el ejército más poderoso del mundo, pero ustedes, los soldados mexicanos, son los mejores hijos de México y os quieren arrebatar vuestra patria”.

Recordó las palabras del mensaje enviado por el Comandante del Ejército de Oriente: “Es célebre el telegrama que envía Ignacio Zaragoza al ministro de Guerra para informarle, notificarle al presidente Juárez con la bella frase: ‘Las armas del supremo gobierno se han cubierto de gloria’.

Este día recordamos a quienes han luchado por la independencia, por la justicia, por la libertad, por la democracia, por la defensa de nuestra soberanía nacional. No puede pasar desapercibido”.

Señaló que el 5 de Mayo, día del triunfo en Puebla de las fuerzas mexicanas encabezadas por el general Ignacio Zaragoza se recuerda también en Estados Unidos: “Es una tradición inclusive, hasta hace poco se hacía una conmemoración en la Casa Blanca. ¿Por qué se conmemora esta fecha también en Estados Unidos? Porque era mucha la solidaridad del pueblo estadounidense y de mexicanos que vivían en Estados Unidos que habían quedado atrapados con la nueva frontera, después de la guerra del 47; había un sentimiento muy a favor de México en esa guerra de intervención”.

Por eso también agradeció a los migrantes mexicanos, y explicó por qué: “Ayer se dio a conocer el dato de que aumentaron las remesas en el mes de marzo, llegaron a cuatro mil millones de dólares, esto llevaba casi 20 años que no se sucedía.

Hubo un incremento de febrero a marzo de 35 por ciento, estamos hablando de que enviaron nuestros paisanos a sus familiares casi 100 mil millones de pesos en marzo, alrededor de 10 millones de envíos, 380 dólares en promedio por envío, nueve mil pesos por envío para 10 millones de beneficiarios, destinatarios de esos recursos en estos tiempos.

Les agradecemos mucho, mucho, mucho a nuestros paisanos migrantes, héroes vivientes. Esto nos compromete a seguir apoyando al pueblo de México”.

Aseguró que el Gobierno Federal va hacer lo propio, y agregó: “Cada mes en promedio 100 mil millones de pesos se van dispersar, se van a entregar con créditos para pequeñas empresas familiares, créditos personales, créditos de vivienda y programas sociales para fortalecer la economía popular, así vamos a salir adelante.

Quiero agradecerles mucho por este apoyo, por esta forma de solidarizarse con los familiares, con los mexicanos, es una inyección de solidaridad, de apoyo verdadero. Ese apoyo sí se ve”.

Los Telegramas del 5 de Mayo

Pese a la distancia, la ciudad de México fue también participe de los hechos que ocurrían frente a la ciudad de Puebla el 5 de mayo de 1862, donde el Ejército de Oriente dirigido por Ignacio Zaragoza, hizo frente a las tropas francesas de intervención, comandadas por el Conde de Lorencez.

Gracias al telégrafo, en la capital de la República se seguía el desarrollo de la batalla. La primera noticia fue recibida a las 9:30 de la mañana avisando que las tropas mexicanas se encontraban ya formadas y la vanguardia del enemigo era ya visible. Más tarde a las 10:45, el general Ignacio Zaragoza daba cuenta de que los franceses se encontraban acampados a unos tres kilómetros de la garita de Puebla.

Al mediodía “se ha roto el fuego de cañón por ambas partes”; y a las dos de la tarde Joaquín Téllez, por orden del general en jefe anunciaba que el enemigo se reagrupaba y que se esperaba otro intento de ataque.

El tiempo transcurrió y nuevamente hizo acto de presencia en el recinto el General Blanco, con nuevos despachos telegráficos, el último que llevaba en sus manos era el de las dos y media de la tarde que daba noticia de que los franceses se dispersaban y que la caballería mexicana emprendía su persecución intentando cortarles la retirada, lo firmaba el general Santiago Tapia.

Después vinieron dos largas horas de silencio, hasta que un telegrama firmado por Zaragoza anunció que las columnas que habían intentado tomar Loreto y Guadalupe, habían sido rechazadas; y que nuestras fuerzas avanzaban ahora sobre ellas. Comenzaba un fuerte aguacero, minutos más tarde se daba cuenta de que el enemigo iniciaba una retirada. Por fin, a las cinco y cuarenta minutos de la tarde, arribó el mensaje que anunciaba el triunfo definitivo:

Excmo. Señor Ministro de Guerra:

Las armas del supremo gobierno se han cubierto de gloria; el enemigo ha hecho esfuerzos supremos por apoderarse del cerro de Guadalupe, que atacó por el oriente a derecha e izquierda durante tres horas; fue rechazado tres veces en completa dispersión y en estos momentos está formado en batalla fuerte de 4 mil hombres y pico, frente al cerro, la fuerza de tiro. No lo bato como desearía porque, el gobierno sabe, no tengo para ello fuerza bastante. Calculo la pérdida del enemigo, que llegó hasta los fosos de Guadalupe en su ataque, en 600 y 700 muertos y heridos; 400 habremos tenido nosotros. Sírvase usted dar cuenta de este parte al ciudadano Presidente.

Ignacio Zaragoza.

La respuesta del general Miguel Blanco, ministro de Guerra y Marina fue muy emotiva:

¡Honor a los valientes soldados de la República!

El supremo gobierno ha quedado sumamente complacido por la jornada de hoy, memorable e inmortal en los fastos de nuestra historia; pero particularmente por la heroica defensa de los cerros de Guadalupe y de Loreto, donde el invasor y los libres han sellado con su sangre, aquellos su desengaño, y éstos su fama imperecedera. ¡Bravo, valiente general en jefe y todos sus dignos compañeros! ¡Bien, soldados de la libertad y del progreso! La nación os debe mucho, y sabrá amaros y recompensaros como merecéis. Si la jornada termina tan gloriosamente como comenzó y ha seguido, nada quedará que desear al supremo gobierno.

Fue hasta las 7 cuando el general en jefe, Ignacio Zaragoza comunicó directamente al presidente de la República el éxito de la jornada:

Señor  presidente:

Estoy muy contento con el comportamiento de mis generales y soldados.

Todos se han portado bien. Los franceses han llevado una lección muy severa; pero en obsequio de la verdad diré que se han batido como bravos, muriendo una gran parte de ellos en los fosos          de las trincheras de Guadalupe.

Sea para bien, señor presidente. Deseo que nuestra querida patria, hoy tan desgraciada, sea feliz y respetada de todas las         naciones.

Ignacio            Zaragoza.

Las autoridades no fueron los únicos partícipes del contenido de estos telegramas, también fueron conocidos por el pueblo gracias a que ese mismo día fueron publicados en alcances extraordinarios, por la prensa capitalina y nuevamente reproducidos en su edición regular de los días siguientes a la batalla.