105 Aniversario de la lucha protagonizada por los hijos de la Escuela Naval Militar y el pueblo veracruzano.

Con motivo del 105 Aniversario de la Gesta Heroica de Veracruz del 21 de abril de 1914, es preciso rendir honor a aquellos héroes que expusieron su vida y algunos otros que la ofrendaron durante el desembarco invasor en el puerto de Veracruz. Civiles y Militares que defendieron heroicamente la soberanía nacional del imperialismo norteamericano.

Para 1914, las relaciones entre México y Estados Unidos fueron complicadas debido a que el presidente norteamericano Woodrow Wilson no reconoció al gobierno del general Victoriano Huerta, y a que la Revolución atentaba contra la seguridad y las inversiones del vecino país del norte. La doctrina imperialista estadounidense necesitaba de un pretexto para intervenir en los asuntos nacionales. Tampico, un puerto estratégico, al ser el punto de salida del petróleo extraído en pozos petroleros de la región y un generador de ingresos, desde diciembre del año anterior era asediado por el Cuerpo del Ejército del Noroeste. Naciones como Estados Unidos, España, Alemania, Japón, Inglaterra e Italia, enviaron buques de guerra para brindarle seguridad a sus connacionales que radicaban en la zona.

La Armada norteamericana fue la que más barcos desplegó en el Golfo de México, una veintena de buques bajo las órdenes del almirante Frank Friday Fletcher, comandante de la Flota Naval del Atlántico, quien a su vez designó al contralmirante Henry Thomas Mayo como jefe de la Cuarta División de la Flota Naval que fondeó frente a las costas de Tampico. 

El 9 de abril, una lancha del buque de guerra estadounidense Dolphin, se dirigió al puerto con la intención de reabastecerse de combustible, pero sus tripulantes fueron detenidos por violar disposiciones del reglamento de tráfico marítimo; mientras tanto, el general Ignacio Morelos Zaragoza, gobernador militar de Tamaulipas, mantenía una estricta vigilancia ante el sitio de las fuerzas constitucionalistas al puerto. Ante lo ocurrido, el almirante Mayo realizó una enérgica protesta y exigió la libertad de sus hombres, así como el izamiento de la bandera de su país en algún lugar oficial y el saludo correspondiente con 21 cañonazos, en un plazo de 24 horas. 

El General Huerta ante la delicadeza de tal petición propuso que el protocolo fuera realizado por ambas naciones; situación que complicó el panorama al grado de una posible intervención armada en Tampico. Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos al enterarse de la llegada a Veracruz de un cargamento de armas, a bordo del buque alemán Ipiranga, tomó la decisión de que las operaciones de desembarco se realizaran en el puerto veracruzano.

Poco después de las 11 horas del 21 de abril, el invasor norteamericano desembarcó, el comandante militar de la plaza, el general Gustavo A. Maass, ordenó que algunas secciones de los batallones 18/o. y 19/o. al mando del coronel Albino Cerrillos y del teniente coronel retirado Manuel Contreras integrados por numerosos civiles, presos y militares, se dirigieran rumbo al muelle de la terminal para hacer frente al enemigo; sin embargo, poco tiempo después por orden superior desalojó a sus fuerzas de la plaza para dirigirse a la localidad de Tejería, con excepción de las avanzadas, del personal que estaba comisionado en San Juan de Ulúa y en la Escuela Naval Militar.

El desembarco causó sorpresa entre la población veracruzana, la cual, al observar lo que acontecía, inmediatamente tomó posesión de cualquier tipo de armas para evitar la toma de su localidad; mientras tanto en la Escuela Naval Militar, las clases se llevaban a cabo con normalidad, los cadetes sabían que la presencia de buques de guerra de los Estados Unidos en Tampico y Veracruz era una clara acción de la hostilidad que existía contra México. Al plantel llegaron noticias sobre el desembarco norteamericano y los cadetes dispuestos a tomar las armas se dirigieron hacia el patio central para recibir instrucciones.

El comodoro Manuel Azueta Perillos, jefe de la Flotilla del Golfo, después de realizar una comisión en la capital del país; al no contar con su flotilla, que había partido rumbo a Tampico, rápidamente se dirigió a la comandancia militar para ponerse a disposición del General Maass; pero al no encontrarlo, tomó la decisión de dirigirse a la Escuela Naval. Durante su recorrido se sorprendió por la disposición del pueblo veracruzano para sumarse a la defensa del puerto. 

Al llegar al recinto naval, arengó: ¡Viva México!, ¡Viva México!, ¡Viva México!, ¡A las armas muchachos!, ¡la patria está en peligro! grito que exaltó el patriotismo de los cadetes y el personal presente. Inmediatamente después, se reunió con el director del plantel, el Capitán de Fragata Rafael Carrión, con quien acordó combatir a los norteamericanos, defender el edificio y atacar a las fuerzas invasoras que pretendían desembarcar cerca de la institución. El director Carrión explicó a los alumnos que el país se encontraba en una situación muy complicada y que su deber como mexicanos y como militares era defender a su Nación.

El personal de la escuela fue armado y se ubicó en distintas posiciones, disparó contra las tropas norteamericanas hasta lograr su repliegue, pero también provocó el fuego de artillería de uno de sus buques de guerra y de las lanchas de desembarco que causaron daños en el detall y otras oficinas. Los alumnos de la escuela que se encontraban en el segundo nivel del plantel estuvieron expuestos al fuego enemigo, el cadete Virgilio Uribe Robles, en el momento que trataba de cargar de nueva cuenta su arma recibió un impacto mortal de bala en la parte superior del hueso maxilar derecho. Rápidamente fue auxiliado por el comodoro Manuel Azueta, el teniente mayor Modesto Sáenz y por algunos de sus compañeros quienes lo trasladaron a uno de los dormitorios, posteriormente fue recogido por la Cruz Roja para ser trasladado al Hospital Militar de San Sebastián, en donde murió a las 17:30 horas.

El teniente de Artillería José Azueta Abad, hijo del comodoro Azueta, pertenecía a la Batería Fija de Veracruz. Durante el desalojo de las tropas federales se negó a abandonar la plaza para estar junto a su padre en la que algún día fuera su alma mater. En la esquina de las calles de Landero y Cos y Esteban Morales tomó una ametralladora y disparó con denuedo contra el enemigo. El Teniente estuvo expuesto al fuego de fusilería de los marinos estadounidenses, recibió dos tiros en sus extremidades inferiores, hecho que no le impidió continuar en las hostilidades hasta que recibió un impacto más en uno de sus codos que lo dejó inconsciente, rápidamente, fue rescatado por algunos de los cadetes que observaron su heroico comportamiento. José Azueta Abad, después de varios días de agonía a causa de las heridas provocadas durante el combate, en una muestra de honor, se negó a recibir ayuda médica estadounidense y murió el 10 de mayo.

Venustiano Carranza, primer jefe del Ejército Constitucionalista y presidente interino de la República, logró un acuerdo con el gobierno de Estados Unidos para desalojarlo, hecho que ocurrió el 23 de noviembre de 1914. 

Después de los combates sostenidos el 21 de abril, el personal de la Escuela Naval Militar gracias a su valiente y heroica defensa en el puerto recibió la condecoración llamada: La Segunda Invasión Norteamericana y el puerto de Veracruz fue considerado por cuarta vez en la historia nacional como Heroica ciudad de Veracruz gracias al patriotismo, valentía y arrojo de su pueblo.

Recuadro 1

Héroes Navales

Cadete José Virgilio Uribe Robles (1896-1914)

Nació el 28 de mayo de 1896 en la calle de Apartado, en la colonia que hoy en día lleva su nombre Virgilio Uribe en el Centro de la Ciudad de México, fue hijo del señor Élfego Uribe y la señora Soledad Robles. Sus estudios los realizó en la capital mexicana en la escuela primaria “Doctor Mora”. El 1 de septiembre de 1912, causó alta en la Escuela Naval Militar para cursar la carrera de oficial de guerra de la Armada Nacional, se distinguió por obtener las mejores calificaciones y por su buena conducta. Son pocos los datos que permitan conocer más a fondo la vida de este distinguido cadete, pero se sabe del heroísmo y valor que tuvo para enfrentar a las tropas estadounidenses en el puerto de Veracruz, aquella mañana del 21 de abril de 1914.

El conflicto inició con el desembarco de las tropas norteamericanas en el puerto de Veracruz, bajo el mando del almirante Frank F. Fletcher y de inmediato se apoderaron de los edificios más importantes. En ese momento, los cadetes de la Escuela Naval Militar se encontraban realizando sus actividades normales, cuando el Comodoro Manuel Azueta Perillos entró al plantel y arengó a los alumnos para emprender la defensa de la Nación mexicana; al poco tiempo, se presentaron el capitán de navío Aurelio Aguilar y el teniente mayor Modesto Sáenz y juntos planearon el resguardo de la institución y procedieron a poner pequeñas defensas en los balcones.

 El cadete Virgilio Uribe, junto con otros compañeros, se colocó en uno de los balcones para repeler el ataque, a lado de él, se hallaba el comodoro Azueta y el teniente Sáenz y comenzaron a disparar en contra de los invasores. Virgilio Uribe disparó en contra del enemigo, pero se le agotaron las balas, en ese momento se dispuso a cargar su arma, cuando de manera repentina un proyectil del enemigo lo impactó en la cabeza y cayó mortalmente herido; al percatarse sus compañeros de lo sucedido y al grito de “bautizo de sangre”, de inmediato corrieron a auxiliarlo. Uribe fue la primera baja del plantel en cumplimiento de su deber.

 El comodoro Azueta y el teniente Sáenz también se acercaron al cadete y se mancharon sus uniformes con la sangre que brotaba de su cabeza. Después de finalizada la batalla, Virgilio fue trasladado al hospital de San Sebastián, donde fue declarado muerto a las 17:30 horas del 21 de abril de 1914. Al llegar sus compañeros y autoridades de la Escuela Naval Militar a la Ciudad de México la noche de ese mismo día, se acercó el señor Élfego Uribe al comodoro Azueta preguntándole por su hijo, éste, en un acto humano, le mostró una mancha de sangre que había impregnado en su uniforme. El padre de Uribe, inclinado y con lágrimas en los ojos, beso varias veces la sangre de su hijo y exclamó: “murió por su Patria”.

Teniente de artillería Luis Felipe José Azueta Abad (1895-1914)

Nació en el puerto de Acapulco el 2 de mayo de 1895, hijo del comodoro Manuel Azueta Perillos y la señora Josefa Abad Fernández, de origen español. Durante su niñez, la familia Azueta Abad radicó en varias ciudades, hasta que por fin se establecieron en 1904 en el puerto de Veracruz. El 1 de agosto de 1910 José Azueta ingresó a la Escuela Naval Militar y al año siguiente inició sus viajes de prácticas, que realizó bordo del velero Yucatán y los cañoneros Morelos y Bravo.

 Durante el levantamiento en Veracruz del general Félix Díaz, el 16 de octubre de 1912, por orden del capitán de Fragata José Servín, entonces director de la Escuela Naval Militar, se intentó izar la bandera de la Cruz Roja en señal de neutralidad; sin embargo, José Azueta junto con sus compañeros se opuso tenazmente y pidieron que mejor se izara la bandera de la Escuela Naval para dejar claro que los cadetes estaban dispuestos a combatir por el honor de su escuela y la legalidad de las instituciones.

El 21 de abril de 1914, las tropas estadounidenses desembarcaron en el puerto de Veracruz y al percatarse de la situación, el joven Azueta se hizo de una ametralladora a la que apodo como: “mi flaca”, que había quedado abandonada en la esquina de las calles de Landero y Cos y Esteban Morales; desde ahí, valientemente comenzó a disparar sin piedad en contra de los invasores.

 Ante esto, en la esquina de la Aduana Marítima se colocó el contramaestre de segunda clase de la Armada estadounidense, Joseph G. Harnet, quien le disparó en tres ocasiones; el primer tiro lo apuntó en la pierna izquierda destrozándole el fémur, el segundo en la rodilla derecha; a pesar de las heridas, Azueta nunca se doblegó y continuó disparando en contra del enemigo, pero el tercer tiro lo recibió en el codo derecho y con ello quedó inconsciente.

Las heridas provocadas al teniente Azueta desgastaron su estado de salud, la noticia corrió a oídos del almirante norteamericano Frank Friday Fletcher, quien envío a algunos médicos para intervenir en la curación del teniente, pero éste, al verlos, los expulsó de su casa diciéndoles: “que se larguen esos perros, no quiero verlos”. 

El 24 de abril de 1914, se le otorgó a Azueta el grado de Capitán 2/o. Táctico de Artillería, por sus méritos desempeñados en campaña; también se le concedió una medalla de oro especial por formar parte de los combatientes del 21 de abril, y el 1 de mayo se le dio la “Cruz de Tercera Clase del Mérito Militar”. 

El 10 de mayo de 1914 falleció, su muerte levantó el coraje y la indignación de los veracruzanos; sus restos reposan en un monumento que se edificó en el malecón del puerto.