Testimonios reveladores de pacientes sometidos a la terapia con inductores de regeneración celular.

 

A través de las páginas de la Revista Militar Armas en las ediciones 498 y 500, le hemos dado a conocer el trabajo de investigación de un destacado profesional de la salud, el coronel médico cirujano Gerardo Martín González López, quien es egresado de la prestigiosa Escuela Médico Militar, plantel donde recibió una sólida formación que lo llevó a desarrollar, luego de años de trabajo de investigación, novedosas terapias con inductores de regeneración de células madre.

 

Los resultados en sus pacientes han sido muy favorables, sobretodo en el tratamiento de enfermedades crónico degenerativas, que son las que principalmente elevan la taza de mortalidad en el mundo entero y que antes se consideraban incurables, sin embargo, los testimonios de sus pacientes son abrumadores y sorprendentes, por ello, entrevistamos a algunos de ellos, quienes agradecidos por tener una nueva oportunidad de vida, comparten su experiencia para que se difunda esta nueva forma de tratar las enfermedades, con lo que se le ha llamado la Medicina del Siglo XXII, título de uno de los libros  que ha escrito el coronel González López.

 

Por ser uno de los más destacados exponentes en esta materia a nivel mundial, actualmente el coronel González López además de ser director del Departamento Científico y Desarrollo Tecnológico de la Unesco WFUCA para América Latina y el Caribe; miembro activo de A4M, sociedad de la Academia Americana de Medicina Antienvejecimiento de médicos y científicos dedicados a mejorar la calidad y ampliar la vida humana; y presidente de la Sociedad Internacional de Terapia Celular con Células Madre, Medicina Regenerativa y Antienvejecimiento S.C.

 

Fe de hechos

El coronel  González López, con el propósito de contar con una respaldo legal que certifique los casos de éxito utilizando las terapias con inductores de regeneración de células madre, acudió a la licenciada Araceli Hernández de Coss, notaria pública No. 39 del Estado de México, quien además de recabar testimonios de diversos pacientes para dar fe de la efectividad de estos procedimientos, vivió personalmente la recuperación de su salud por los mismos, luego de un accidente que la mantuvo doblegada por un dolor intenso y la probabilidad de quedar en invalida, y esto fue lo que nos compartió:

 

“Un notario, entre otras cosas, da fe de hechos que puede percibir por sus sentidos, para que quede registrado de acuerdo a un protocolo, el cual se robustece con fotografías, asentando todo lo que se dice y adjuntando toda la documentación que se le entrega para ese fin, con el propósito de expedir el acta correspondiente.

 

Por el trabajo que se realizó en la cínica del coronel González López, sirvió para extender esa constancia jurídica, donde se da fe de todas las evidencias médicas de los pacientes, que de manera positiva han vivido la reacción a estas terapias.

 

Desde mi punto de vista profesional y con las diferentes fe de hechos que yo he dado, y con base en todas las evidencias médicas y clínicas de diferentes personas, he podido ver en diferentes personas un nivel de mejoría muy grande, que hasta daban ganas de llorar de ver como los padres agradecían el beneficio que habían recibido. Ellos de su puño y letra me autorizaron sus testimonios para dar fe de lo que ellos vivieron.

 

Luego de presenciar estos hechos, yo le dije al doctor que Dios le ayude, para que a estas personas no les suceda lo que sucedió conmigo luego de una caída que sufrí, porque quisieron rasparme la columna, ya que tenía una infección. Fue ahí cuando el doctor me preguntó qué era lo que había pasado y le platiqué la problemática tan fuerte de dolor que me inutilizaba para hacer muchas cosas.

 

Inicié con la aplicación de las terapias en enero de 2017, y desde el segundo mes yo ya me sentía perfectamente bien, hice mi vida normal y cuando otros médicos que venían de Cuba revisaron mis radiografías, dijeron que con lo que me sucedió, yo no podría haber caminado, porque lo que tenía era fractura de dos vertebras y pérdida del disco intervertebral, lo que ameritaba una operación. Ahora hago yoga y tengo una vida normal, porque ya no tengo dolor.

 

Soy ignorante en materia de medicina, porque yo soy abogada, pero me apliqué el tratamiento porque los médicos ya no sabían que hacer, me inyectaban y aun así no me quitaban el dolor y en la búsqueda de una alternativa acepté que me aplicaran este tratamiento y ahora estoy bien, lo digo con mucho cariño y respeto al coronel González López, a quien he extendido el documento correspondiente porque los hechos ocurridos aquí son reales”.

 

Al servicio de sus compañeros de armas

Él es un militar cuyo paso por el Instituto Armado fue determinante, ya que con sus enseñanzas y experiencia impactó a varias generaciones durante el ejercicio del mando, él es el general de división D.E.M., Manuel García Ruiz, quien entre otras cosas, fue profesor del actual Secretario de la Defensa Nacional en la Escuela Superior de Guerra, a quien le tiene un gran aprecio.

 

Con el objeto de hacer llegar un testimonio de vida, este militar que durante su trayectoria profesional le tocó presenciar eventos trascendentales en la vida nacional, entre ellos el movimiento zapatista, decidió compartir su experiencia con respecto a las terapias con inductores de células madre, y esto fue lo que nos dijo:

 

“Me enteré de este procedimiento por un amigo mío, el general Ramón Mejía Ramírez, quien luego de darse cuenta que yo estaba en un grado muy avanzado de diabetes, me presentó al coronel González López en la Escuela Médico Militar, donde fungía como jefe de investigaciones. En ese entonces, hace 10 años, me acababa de retirar cuando me detectaron ese padecimiento.

 

Cuando lo fuimos a ver me realizó unos estudios y con base en ellos inició un tratamiento para el páncreas, lo que me dio muy buenos resultados, porque yo ya estaba en con un tratamiento a base de dosis muy elevadas de insulina.

 

Esos niveles comenzaron a bajar hasta llegar a seis, eso lo revelan los estudios de laboratorio que me hago periódicamente en el Hospital Central Militar, lo que ha provocado que los médicos militares se sorprendan. Por ello, actualmente me sigo aplicando las terapias de regeneración celular como mantenimiento, porque gracias a este procedimiento, a mis 75 años me siento excelente.

 

Al general Cienfuegos Zepeda, a quien considero mi amigo, le puedo decir que ojalá pudiera conocer los beneficios que da este tratamiento que se ha desarrollado a partir de la investigación de las células madre, porque yo he visto casos increíbles, que de verdad me han sorprendido y no solo hablo de mi tratamiento, sino de personas allegadas a mi que ya se han aplicado estos tratamientos”.

 

El renacer de un hijo, la mejor experiencia del mundo

Ella es Laura López Loyola, quien luego de acudir en busca de ayuda médica en diferentes nosocomios, el problema de salud que padecía persistía lo que disminuyó notablemente su calidad de vida, sin embargo, luego de someterse al tratamiento con inductores de células madre su salud mejoró notablemente.

 

Para conocer la historia de Laura, conversamos con ella recién llegada de Italia, donde radica, ya que dice que vale la pena viajar desde el viejo continente para seguir con este tratamiento que le ha devuelto la salud y las ganas de vivir, y esto fue lo que nos compartió:

 

“A los nueve años comencé con un problema neurológico, se le llama crisis de ausencia, son como espasmos en los que me desconectaba del mundo, padecimiento que me dijeron que era por falta de mielina, lo que provocó que me dieran medicina muy fuerte por dos años.

Este padecimiento provocó que por muchos años me sintiera con cansancio, por lo que mucho tiempo me la pasaba dormida.

 

A los 18 años empecé con problemas más fuertes, pero me decían que era lupus porque se me inflamaron todas las articulaciones, lo que me envió al hospital un mes y me dieron tratamiento por un año con cortisona.

 

Ya estando en Italia me salieron muchas llagas en la lengua y estómago, me operaron de quistes, tuve una peritonitis aguda, nódulos en las piernas, llagas en la boca que me impedían comer, y hasta molestias por la luz, entre otros padecimientos. Como eran casos tan separados uno de otro, nunca pensaron que el origen fuera el mismo, lo que provocó que estuviera muchos años con cortisona, por eso me decían los médicos que tenía que dejar de trabajar, que no podía estar con otra gente y que no podía viajar, porque todo esto me provocaba que mi sistema inmunológico se bajara a cero.

 

Me enteré de un joven que vino a México desde Londres a realizarse el tratamiento con el coronel González López, con éxito por ciento, por eso fe que yo también me trasladé a México e inicié mi tratamiento con el que pude sentir un cambio drástico en mi salud.

 

Después de tantos años de padecimientos me dijeron que era síndrome de behcet, pero cuando llegué con el doctor me dijo que no le pusiera nombre a la enfermedad, que íbamos a tratar la enfermedad por los síntomas.

 

Luego de iniciar el tratamiento, de inmediato dejé las medicinas y regresé a Italia a trabajar. Los médicos me decían que era increíble que mi cambio haya sido tan drástico y en tan poco tiempo. Por eso le digo a quienes están leyendo este testimonio que se den una oportunidad de una nueva vida, acérquense con confianza al doctor y a su equipo”.

 

Pero no cabe duda que no hay mayor sufrimiento que el dolor de un hijo enfermo, al respecto su señora madre, Laura Loyola, opinó lo siguiente:

 

“Me siento muy bendecida por haber podido ver a mi hija nacer nuevamente, porque yo la veía morir lentamente, es terrible ver que un hijo esté en una situación de dolor y enfermedad y no poder ayudarlo.

 

Yo clamé a Dios durante 14 años que fueron de angustia y de no poder dormir y ver a mi hija que no estaba bien y cuando conocimos al doctor, que además de ser militar es científico, ahí vi la mano de Dios, por eso siento que no me va a alcanzar el tiempo que me queda de vida para agradecerle a él y al doctor Gerardo, quien es un médico excepcional, porque ahora mi hija vive de nuevo, ahora vibra su cuerpo porque su energía es lo que era antes y mucho más que antes de padecer esa enfermedad.

 

No solo le da la salud a los que padecen la enfermedad, a los que están a su alrededor, a sus padres y amigos les da una nueva vida también.

 

Además de ello, el espíritu altruista del doctor siempre estuvo de manifiesto, porque yo tengo una fundación y el primer día que lo conocimos y que supo de este organismo que lleva 16 años ayudando, me obsequió 20 tratamientos para niños de escasos recursos, mismos que estamos llevando a cabo con excelentísimos resultados”.