Por: Dra. María del Pilar Ostos Cetina, académica e investigadora en el Centro de Estudios Superiores Navales (CESNAV), en el Instituto de Investigaciones Estratégicas de la Armada de México (ININVESTAM), de la Universidad Naval. Tiene un posdoctorado en el Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Doctora en Ciencias Políticas y Sociales.

Atender los alcances del estallido de una guerra convencional o de ocupación como acontece entre Rusia y Ucrania, teniendo como telón de fondo las implicaciones de una genuina “guerra agraria” cuyos efectos ponen de manifiesto una inminente crisis agroalimentaria mundial, con la amenaza pandémica que trajo consigo el COVID19, obliga a una reflexión más profunda que explique la trascendencia de estos acontecimientos y ofrezca una perspectiva pensada para México.

GEOESTRATÉGICO DOMINIO DE TIERRAS PRODUCTIVAS

Enfrentamos, como en el pasado feudal, incluso en las revoluciones agrarias, lo que se conoció hace unas décadas como la Revolución Verde, una tentativa por el dominio de las tierras fértiles en el planeta, lo cual conlleva identificar a quienes se encuentran interesados en contender por el control de las tierras “altamente productivas”, como se observa en el caso de Ucrania, convertido en un auténtico granero de Europa y otras regiones del mundo.

Más allá de explicar los pormenores de un conflicto de corte geopolítico que ubica a Rusia en el centro de la agitación, por el predominio del territorio ucraniano, al que además considera cuna de su fundación, se agrega la condición geoestratégica que hace de Ucrania un prototipo de “Estado-bisagra”, intermedio en Eurasia, que a su vez se convierte en un punto de avanzada y de aproximación de Rusia a las aguas cálidas del Mediterráneo, lo mismo que los potenciales mercados en la Unión Europea, enfatizando de manera particular en los negocios de hidrocarburos.

ACTORES DE LA GUERRA AGRARIA

Retomando la “guerra agraria” en la que se debate Ucrania, se presentan distintos actores y agentes, algunos como inversionistas foráneos, dedicados al rentable negocio de la agroindustria y con ello, a la producción a gran escala de alimentos. En esa lista, figuran, desde años atrás, los corporativos de origen estadounidense como el emporio de cereales Cargill, además de Monsanto. Este último destacado en la venta de semillas, que abarcaba el 40% de la demanda en Ucrania.

En el caso de China, su presencia en Ucrania corresponde a la importancia que le otorga este gigante asiático a la adquisición de tierras fértiles en distintas partes del mundo, desde ahí y continuando, incluso hasta las Pampas argentinas, pasando por los cultivos de arroz centroamericano, frugal en la región del Mar Caribe y otros en el continente africano, que influyen en la seguridad alimentaria destinada a la población de China.

BLOQUEO COMERCIAL DE GRANOS GENERA INFLACIÓN EN AL

Los efectos de esta guerra a la que le atribuimos el énfasis en lo “agrario”, que se presenta como un “teatro de operaciones” en apariencia lejano de los países de América Latina y del Mar Caribe, ha desplegado una exacerbada subida de los precios en productos esenciales de la dieta alimenticia de los latinoamericanos, pero que tienen una alta producción en suelo de Ucrania: trigo, maíz, cebada y aceite de girasol, productos esenciales que se siguen acumulando en granjas, bodegas a lo largo del corredor de tierras fértiles que comienza en la región de Donbás, cercano a la frontera con Rusia, que se prolonga hasta las inmediaciones de las zonas de embarque en los puertos de Mariúpol en el Mar de Azov, y otros como, el puerto de Odesa y Jersón, en las inmediaciones del Mar Negro; impedidos de iniciar labores de carga y distribución a mercados foráneos como parte del bloqueo militar que mantienen las autoridades rusas.

AFECTA CADENAS DE SUMINISTRO ALIMENTARIO

La continuidad de este bloqueo en los principales puertos de Ucrania, aunado a las retaliaciones (represalia) de los países que se han sumado al veto de los productos y suministros procedentes de Rusia, sin duda alguna, genera un efecto boomerang en toda la cadena de suministros empleados para garantizar la seguridad alimentaria mundial.

Un ejemplo de lo anterior, es la preocupación de los agricultores latinoamericanos, atrapados en medio de este fuego cruzado, al que se enfrentan ante un posible desabasto de fertilizantes que provienen de Rusia y Ucrania, al posicionarse en la lista de los principales abastecedores de los derivados del potasio requerido en la elaboración de fertilizantes en el mundo.

REPENSAR A MÉXICO EN LA NUEVA GEOPOLÍTICA

Repensar el actual tablero geopolítico en Eurasia, implica hacerlo también a partir de los efectos en América Latina y en México. En nuestro país, nuestra proximidad geográfica y geopolítica con un actor hegemónico que, al mismo tiempo se encuentra disputando su liderazgo global frente a otros, conlleva adoptar una postura con conocimiento de causa, precavida y sigilosa de México sobre este tipo de hechos que se entremezclan y hacen complejo el establecimiento de un “nuevo orden mundial” para el siglo XXI.