Un General de Leyenda

Entrevista con el General de División Delfino Mario Palmerín Cordero, Presidente de la Asociación Nacional del Heroico Colegio Militar.

Entrevista con el General de División Delfino Mario Palmerín Cordero, Presidente de la Asociación Nacional del Heroico Colegio Militar.

Él es un militar que encarna el orgullo de la profesión de las armas, el porte que todo militar debe tener y la trayectoria profesional a la que todo soldado debe aspirar, él es el General de División Delfino Mario Palmerín Cordero, Presidente de la Asociación Nacional del Heroico Colegio Militar, quien aún en la honrosa situación de retiro, sigue sirviendo al Instituto Armado y a México.

Actualmente, el General Palmerín Cordero, en congruencia con lo que fue su vida en el servicio activo, continúa con ímpetu en todo lo que hace, pues eso fue lo que lo caracterizó en toda su carrera militar, por eso dejó huella y por eso muchos lo conocen como “La Leyenda”, prestigio que se fue ganando desde los inicios de su vida militar, al ser de los primeros lugares en aprovechamiento en los cursos que realizó y durante su paso como Comandante de diversos planteles, unidades, zonas y regiones militares.

Para conocer un poco más acerca de la vida de leyenda de este destacado militar, conversamos, en una entrevista exclusiva para la Revista Militar Armas, con el General Palmerín Cordero, quien compartió diversos aspectos de su vida profesional.

Exitosa carrera de las armas

El General Palmerín fue de los primeros militares mexicanos en adquirir la Green Beret o Boina Verde en Fort Bragg, en Carolina del Norte, Estados Unidos, donde además fue instructor de Español en la Academia Militar de West Point, entre muchos logros más.

Pero dos de los cargos que más le llenan de orgullo y satisfacción al General Palmerín Cordero son los de Comandante del Cuerpo de Cadetes del Heroico Colegio Militar y de la Brigada de Fusileros Paracaidistas, donde hizo verdaderas aportaciones que hasta el día de hoy siguen vigentes en ese cuerpo especial.

También fue Director de la Escuela Militar de las Armas y los Servicios en Puebla, Comandante de la 8/a. Zona Militar en Tampico, Tamaulipas, Comandante de la 25/a. Zona Militar en Puebla, Comandante de la VIII Región Militar en Ixtepec, Oaxaca, Comandante del Primer Cuerpo de Ejército, y Agregado Militar en la Embajada de México en Londres, Reino Unido, Gran Bretaña y República de Irlanda del Norte, cargo en el que pasó a la honrosa situación de retiro en febrero de 2004, luego de 49 años y un mes de servicio.

Génesis de una vida exitosa

El General Palmerín Cordero es oriundo de Monterrey, Nuevo León, sin embargo, a muy corta edad su familia lo llevó a radicar a Hidalgo del Parral Chihiahua, donde tuvo una influencia muy fuerte por parte de su padre, quien también fue un militar exitoso: “Mi padre, Delfino Palmerín Megía, a pesar de quedar huérfano de padre y madre a los cinco años, fue un exitoso militar egresado del Heroico Colegio Militar. Desde que yo era un niño me decía: ¿Qué va a ser mi niño de grande? A lo que yo le contestaba: Cadete del Colegio Militar, y fue así que hasta que tuve la edad y llegó la convocatoria, llené la solicitud para ingresar y al pasar de los días y semanas, llegó la respuesta y fui aceptado para realizar los exámenes de admisión, por lo que me trasladé a la Ciudad de México y fui aceptado como cadete del plantel. Pero definitivamente fue mi padre esa influencia por la que yo tomé ese camino, que me resultó muy pesado por la rudeza del trato, porque estamos hablando de otros tiempos”.

Compartió un momento doloroso en su vida familiar que lo impulsó a esforzarse más para salir adelante: “En el primer año de mi estancia en el Heroico Colegio Militar falleció mi padre y para reponerme hice mi mejor esfuerzo al grado que salí en cuadro de honor durante tres meses consecutivos y durante los tres años en los que permanecí al plantel.

Ahí me designaron al Arma de Infantería, aunque yo quería ser de Caballería como mi padre, hasta que me gradué y me asignaron al Cuerpo de Guardias Presidenciales por ser uno de los tres primeros lugares, de ahí fui a la Escuela Superior de Guerra para realizar el Curso de Mando y Estado Mayor, donde fui el primer lugar de mi promoción, hasta que pasado el tiempo también tuve la fortuna de estudiar en el Colegio de Defensa Nacional, siempre con magníficos resultados”.

Leales entre los leales

Para el general Palmerín Cordero, sus logros académicos son los que lo hicieron destacar, por lo que asegura que eso fue lo que lo proyectó para ser parte del mundo del paracaidismo: “Ocupaba primeros lugares sin buscarlos, y como consecuencia de ello, una de las mejores cosas que me sucedieron en mi carrera militar es que fui elegido, en la Administración del General García Barragán, para hacer un curso básico de paracaidismo en Estados Unidos. De 750 aspirantes a paracaidistas, terminé en los cinco primeros lugares, por lo que tuve el privilegio de que el Director de la Escuela de Paracaidismo me impusiera las alas en Fort Benning.

Posteriormente realicé el curso de Fuerzas Especiales en Fort Bragg, Estados Unidos, con conocimientos incluso de técnicas de demolición, con ello fui de los primeros Boinas Verdes en México y regresando me incorporé al paracaidismo como Capitán en 1969 y ya como mayor tuve el mando del Primer Batallón de Paracaidistas y de ahí me fui a West Point como profesor”.

Pero pasado el tiempo, regresó a su alma mater: “Fui tres años, dos meses, quince días Comandante del Cuerpo de Cadetes del Heroico Colegio Militar, tiempo que tengo grabado a fuego en el corazón y en la mente, porque fue un tiempo de mucha satisfacción”.

Sin embargo, el destino le tenía deparada una gran sorpresa, regresar al paracaidismo: “En 1983, regresé a la Brigada de Paracaidistas como comandante interino, por el grado de Coronel, y al alcanzar la jerarquía de General fui designado como Comandante por el General Arévalo Gardoqui, quien en ese entonces era el Secretario de la Defensa Nacional, cargo en el que permanecí seis años”.

Ya con ese cargo, el paracaidismo todavía le tenía otra sorpresa, ya que fue nombrado el Paracaidista Internacional del Año, por parte de la Organización Internacional de Paracaidistas, distinción que aprecia pues es el único paracaidista mexicano que la ostenta hasta hoy.

Pero también su compañera de vida marcó un hito en la historia del paracaidismo en México: “Tengo el orgullo de tener a la primer y única esposa de un Comandante de la Brigada de Paracaidistas, que realizó el curso de paracaidismo, con autorización del Alto Mando, curso que completó con todas las normas para calificación y que posteriormente la llevaría a acumular 65 saltos, por lo que se hizo acreedora a sus alas de plata con estrella y laureles”

Luego de muchos incidentes en el paracaidismo, que incluso pusieron en riesgo su vida, el General Palmerín Cordero se reponía y continuó por ese camino de éxito que siempre lo llevaba del cielo a la misión dentro de la Brigada de Fusileros Paracaidistas, cuerpo especial donde dejó huella, ya que es el autor del Himno de los Paracidistas, el diseñador de su escudo, y quien gestionó el uso de la Boina Roja que se utiliza hasta hoy.

Sin duda fue un personaje destacado del mundo del paracaidismo militar, sin embargo, el General Palmerín Cordero durante toda su carrera militar se destacó por su entrega, capacidad profesional, resultados y su fibra, por lo que ocupó los más importantes cargos en el Ejército Mexicano.

Asociación Nacional del Heroico Colegio Militar

Ya en su vida de retiro, el General Palmerín Cordero, fue designado en la pasada Administración, como Presidente de la Asociación del Heroico Colegio Militar, cargo por el que agradece al Alto Mando por haberle dado la oportunidad de ocupar: “Con fecha 1 de julio voy a ser relevado en el cargo, sin embargo, para mi fue una gran oportunidad y distinción el haber ocupado este puesto sin parangón, porque jamás imaginé estar aquí, es un sentimiento de orgullo el haber conducido los destinos de la Asociación”.

Destacó los logros durante este tiempo: “Lo más relevante en lo que tuve el privilegio de trabajar durante mi gestión, fue modificar y actualizar los estatutos que rigen la vida de esta institución, que tienen por nombre Código Estatutario y que se encuentra a consideración del Alto Mando, que es el Presidente Supremo de la Asociación, donde se realizaron modificaciones de fondo en beneficio de quienes la integramos”.

Señaló que uno de los cambios más importantes que provocó, fue cambiar de nombre a la Asociación: “Ahora se llama Asociación Nacional del Heroico Colegio Militar, le pusimos el nombre de Nacional porque había otras asociaciones en los estados de la República, sin embargo, era necesario establecer que esta es la que rige a todas ellas”.

Para concluir, agradeció a la Revista Militar Armas por seguir de cerca las actividades que realiza la Asociación del Heroico Colegio Militar: “Es un medio de comunicación puntual al que le tenemos un gran afecto y confianza y espero que quien llegue al cargo se siga apoyando con la Revista Militar Armas para que se continúe difundiendo las actividades de la Asociación, que tienen como propósito preservar la memoria histórica de la Gesta Heroica de los Niños Héroes de Chapultepec”.