“La relación estrecha entre la sociedad y las Fuerzas Armadas no son un peso para la democracia. Por el contrario, gracias a su institucionalización fue posible el desarrollo democrático de México”, advirtió el Maestro Daniel Castillo Santander, Maestro en Seguridad y Estrategia Aplicadas, por la Universidad Exeter del Reino Unido, en su conferencia La Educación militar y las relaciones civiles -militares ante los retos actuales del gobierno mexicano, presentada en el Coloquio 200 años Veracruz, cuna del Heroico Colegio Militar 1823-2023, organizada por el INEHRM de Veracruz.

Antaño, “las disputas se resolvían a través de las armas”, mientras que hoy se “solucionan de manera civil por medio de las urnas y la burocracia estatal”, por lo que se pronunció a favor del diálogo entre civiles y militares.

Dijo así: “Bien haríamos en apoyarnos mutuamente para resolver los retos y amenazas que son cada vez más complejos y difusos para nuestro país”.

Recurrió a los teóricos de las relaciones civiles-militares en respaldo de sus tesis de quienes dijo que “advierten que la cercanía, el diálogo continuo, la rendición de cuentas y la transparencia entre las esferas civiles y militares son de hecho la base de una sana democracia”.

A diferencia de antaño, “las disputas se solucionan de manera civil por medio de las urnas. El Maestro Daniel Castillo, profesor de la Universidad Anáhuac.

El maestro en Seguridad sostuvo que gracias a la institucionalización de las Fuerzas Armadas fue posible el desarrollo democrático de México.

En su análisis histórico, casi secular, el especialista en seguridad aseguró que la relación entre civiles militares, así como la expansión de las tareas de las Fuerzas Armadas, ha sido constante desde la consolidación del Estado moderno durante el Cardenismo, un gobierno que “resolvió el reto que significaban para los gobiernos nacionales los poderes locales y regionales caciques y caudillos, que se oponían mediante las armas al proyecto nacional”.

El siglo XIX mexicano, sintetizó, perteneció a los caciques, en tanto que el XX fue el de las instituciones, gracias a la consolidación de las Fuerzas Armadas.

“La propia institucionalización de las fuerzas armadas fue la piedra angular del desarrollo del sistema democrático a lo largo del siglo XX”, lo que se fundamenta en la creación de la Secretaría de la Defensa Nacional en 1937, la Marina en 1940 y la Armada en 1944, periodo en el que por primera vez se contó en México con “fuerzas armadas leales, institucionalmente profesionales y populares, con una doctrina de defensa y asistencia hacia la sociedad”.

ROLES DE LAS FUERZAS ARMADAS ANTE NECESIDADES DEL ESTADO MEXICANO

De acuerdo con el también profesor de la Universidad Anáhuac, las fuerzas armadas asumieron el rol de combate el narcotráfico y el crimen organizado, ante una necesidad del Estado Mexicano, el cual inicio en la década de los cuarenta del siglo XX, cuando se legalizaron las drogas, lo que significó un cambio de la posición del Estado frente al consumo de enervantes.

Desde entonces, a este flagelo social “se le comenzó a tratar como un problema criminal, más que un asunto de salud pública”.

El especialista en seguridad sostuvo que el cambio de roles y adaptación de las fuerzas armadas ante nuevas misiones, quedaron asentados en los diversos planes de desarrollo nacional.

Así, en este periodo, además de la defensa exterior y resguardo de la integridad territorial, las fuerzas armadas asumieron la “cooperación con dependencias federales en el combate al crimen organizado, la participación permanente en los operativos, el patrullaje aéreo y marítimo, el establecimiento de puestos de control y vigilancia en puertos marítimos y aéreos”.

Daniel Castillo concluye que desde hace más de 70 años las fuerzas armadas tienen entre sus objetivos tareas de seguridad interior, lo que no modificó el poder en las relaciones civiles militares, ni puso en entredicho la lealtad institucional o la supremacía civil.

¿Por qué?, porque “forma parte de la doctrina militar, basada en la defensa y la asistencia social. Por eso desde 1965, México aplica el plan DN-III-E”.

Dijo que el debate en la sociedad que enfatiza el regreso de las fuerzas armas a sus cuarteles no es tan cierta porque “los militares mexicanos siempre han estado activos y desplegados por México. Sin embargo, tal normalidad no significa que no hayan ocurrido transformaciones institucionales”, planteados desde el poder civil.

Sostuvo que el plan de reorganización de la Secretaría de la Defensa Nacional, iniciado en 2021, que crea las comandancias del Ejército, de la Fuerza Aérea, la incorporación de la Guardia Nacional como arma, y la creación del Estado Mayor Conjunto, responde a la adaptación de las fuerzas armadas a los retos y misiones planteadas desde el ejecutivo federal.

La reestructura, aseveró implica un “cambio en la formación militar y del propio sistema educativo. Por ello, desde el 2019 el Colegio Militar ofrece dos licenciaturas distintas a sus cadetes: Administración militar y la licenciatura en Seguridad Pública”.

En suma, “desde la segunda mitad del siglo XX… estaríamos frente a la continuidad de un proyecto militar que, desde su origen, nació bajo una estrecha relación y colaboración con la sociedad”.

Finalmente, el maestro Daniel Castillo, siguiendo al teórico Samuel Huntington, quien escribió el libro El soldado y el Estado, advirtió que la relación entre civiles-militares es un fenómeno global vinculado al fin de la Guerra Fría, la invención tecnológica las armas nucleares, las guerras Proxy.

Aseguró que el surgimiento de Internet y la globalización de la economía generaron 30 años de paz, pero emergieron nuevas guerras contra el terror, las drogas, el narcotráfico y las cibernéticas, en donde las “barreras entre lo civil y lo militar comenzaron a borrarse velozmente”.

“La relación entre civiles- militares, así como la expansión de las tareas de las Fuerzas Armadas, ha sido constante desde la consolidación del Estado moderno durante el Cardenismo”. Maestro Daniel Castillo Santander.