104 Aniversario de la Marcha de la Lealtad

La historia como ejemplo ante los retos y amenazas del México de hoy.

“Ha ocurrido una sublevación, y en ella la Escuela de Aspirantes arrastrada por oficiales indignos de su uniforme, ha echado por tierra el honor de la juventud del Ejército. Este error solo puede enmendarlo otra parte de la juventud militar y por eso vengo a ponerme en manos de este Colegio, cuyo apego a la disciplina y deber no se ha desmentido nunca.

 

Os invito a que me acompañéis en columna de honor, hasta las puertas de Palacio, asaltado esta madrugada por los aspirantes y sus oficiales, y vuelto otra vez al poder del gobierno gracias a la energía del comandante de plaza, que ha sabido reducir al orden a los revoltosos”.

 

Esas fue la arenga que el presidente Madero pronunció un 9 de febrero pero de 1913 ante jóvenes del Colegio Militar, quienes lo condujeron a salvo hasta Palacio Nacional en un episodio de nuestra historia que se conoce como la “Marcha de la Lealtad”, y que nos enorgullece como mexicanos.

 

Es por ello, que el pasado 9 de febrero, en el Patio de Honor del Castillo de Chapultepec, se llevó a cabo la conmemoración del 104 Aniversario de la Marcha de la Lealtad, acto que fue presidido por el licenciado Enrique Peña Nieto, presidente de México y comandante supremo de las Fuerzas Armadas.

 

En el acto, acompañaron al titular del Poder Ejecutivo Federal, el general Salvador Cienfuegos Zepeda, secretario de la Defensa Nacional; el almirante Vidal Francisco Soberón Sanz, secretario de Marina; el doctor Miguel Ángel Mancera Espinosa, jefe de gobierno de la Ciudad de México, representantes de los Poderes Legislativo y Judicial, y miembros del gabinete Legal y Ampliado.

 

En el evento, el primer Mandatario pasó Lista de Honor a los seis integrantes del Heroico Colegio Militar que en 1847 murieron en defensa del Castillo de Chapultepec: el teniente Juan de la Barrera y los cadetes Juan Escutia, Francisco Márquez, Agustín Melgar, Fernando Montes de Oca y Vicente Suárez, así como a los integrantes de la Escuela Naval Militar que murieron en 1914 en la defensa del Puerto de Veracruz: teniente José Azueta y el cadete Virgilio Uribe.

 

En este solemne acto, la Banda de Música del Heroico Colegio Militar y el Coro de la Secretaría de la Defensa Nacional interpretaron el Himno del Heroico Colegio Militar, y los cadetes Emmanuel Torres Camacho, Maribel Betzaida Santamaría Martínez, y Gloria Valeria Macintosh Cortés, declamaron la poesía “Elogio al Colegio Militar”.

Para honrar a los héroes, una sección de fusileros del Heroico Colegio Militar ejecutó una Salva de Fusilería.

 

Lealtad e institucionalidad a toda prueba

El secretario de la Defensa Nacional, orador oficial en la ceremonia destacó el significado e importancia de la Constitución Política vigente: “Es la Ley Suprema que organiza y hace funcionar al Estado mexicano; Ley Suprema que establece derechos, pero también obligaciones para todos, y que absolutamente todos debemos respetar. Ley Suprema que las autoridades juramos cumplir y hacer cumplir al recibir nuestro mandato, haciendo justamente lo que nos toca como servidores públicos.

 

La actual Constitución, y sus versiones anteriores, han guiado los esfuerzos de muchas generaciones para hacer de nuestro país una Nación grande y fuerte, de sólidos principios. México es grande porque se ha forjado por el coraje y determinación de valientes ciudadanos que nos dieron Patria y libertad y, con ello, respeto y dignidad”.

 

Recordó que son numerosos los pasajes épicos en los que se ha puesto a prueba la unidad y la voluntad nacionales: “Son hechos que en cada ocasión han despertado la conciencia ciudadana, el sentido de pertenencia y el amor a México. Por lo que hoy, nuevamente recordamos con admiración uno de los acontecimientos más sublimes de nuestro devenir: La lealtad de los cadetes del Colegio Militar, el 9 de febrero de 1913.

 

Hecho trascendental que permanece en la memoria nacional como la Marcha de Lealtad, acto que conmemoramos por ser cátedra de lealtad y de espíritu cívico. Episodio que ejemplificó, una vez más, el amplio historial de lealtad institucional de los cadetes del Colegio Militar.

 

Plantel que, desde su fundación, en 1823, ha forjado la lealtad y la institucionalidad en los oficiales del Ejército, como valores fundamentales con que se conducen las Fuerzas Armadas, principios que se inculcan y fortalecen en cada marino, soldado y piloto desde su ingreso al medio militar; principios y valores en el sentido honorable, razonado y orientado a un fin superior, con alcances y objetivos definidos en búsqueda del bien común”.

 

Destacó que para los militares la lealtad y la institucionalidad son guías permanentes: “La institucionalidad que practicamos es atributo que nos reconoce la sociedad con su aceptación y confianza. Por lo tanto, para las Fuerzas Armadas lealtad e institucionalidad son valores que nos definen y nos identifican. Lealtad e institucionalidad son el binomio que hacemos propio y que conjuga la esencia de todo militar.

 

Lealtad e institucionalidad son guías permanentes de nuestro actuar, alejados de pretensiones políticas, respetuosos del Estado de Derecho y de los derechos de las personas; de respaldo absoluto a los gobiernos elegidos democráticamente y siempre sujetos al poder civil, que constitucionalmente los ciudadanos nos hemos dado”.

A nombre de sus compañeros de armas reiteró su lealtad al presidente: “Los soldados de mar, tierra y aire acatamos las instrucciones que, por mandato constitucional, a usted, como comandante supremo, le corresponde ordenar y a nosotros nos toca cumplir.

Ante escenarios complejos, las Fuerzas Armadas seguiremos siendo y dando prueba de que somos sólido soporte para la viabilidad del país”.

Pero también reiteró su lealtad con el pueblo de México: “Reiteramos a la Nación toda, que México tiene en sus Fuerzas Armadas, mujeres y hombres leales e institucionales; valientes y dispuestos, forjados en honor, patriotismo, espíritu de cuerpo y vocación de servicio; garantes y pilares de las instituciones democráticas.

 

Fuerzas Armadas comprometidas que han evolucionado a la par de nuestra historia, confiables y fortalecidas, que cumplen cabalmente sus obligaciones frente a la sociedad y su Gobierno.

 

Fuerzas Armadas que a lo largo de su devenir han enfrentado con entrega y determinación los desafíos que las circunstancias les han impuesto; que no se amedrentan ante la adversidad y asumen con entereza las responsabilidades que la ley y su honor les dictan; que corren sus propios riesgos y actúan en congruencia para el cumplimiento de sus misiones. Fuerzas Armadas que rinden cuenta a México y a los mexicanos”.

 

El general Cienfuegos Zepeda invitó a los mexicanos a reflexionar sobre cinco puntos:

“Uno: Que los retos internos y externos que hoy enfrentamos requieren de la unión de todos bajo una visión constructiva y participativa. Es tiempo de cohesión. Las experiencias del pasado nos han enseñado que nada, absolutamente nada, nos afecta tanto como la falta de unidad y de consensos.

Dos: Debemos sentirnos orgullosos de ser mexicanos y ser creyentes de la grandeza de México, porque a través del tiempo y de la historia hemos dado ejemplo de fortaleza y tenacidad, y sin excepción hemos logrado salir adelante, siendo hoy un importante referente en el mundo.

Tres: Que podemos contribuir con la unidad nacional desde la institución familiar, célula que da forma y sentido a la sociedad al educar en valores a nuestros hijos para que sean mejores ciudadanos; fomentar el trabajo en equipo para lograr unidad en la diversidad y ser más fuertes como país; impulsar la educación cívica para fortalecer e incrementar nuestra identidad, y ser productivos para aportar al desarrollo y progreso de la Nación.

Cuatro: Que sean nuestras acciones, y no solamente nuestras palabras, las que hablen bien de México.

Cinco: Que cerremos filas en torno de nuestro presidente, respondiendo al llamado que nos hizo el pasado 30 de enero al señalar que la unidad nacional debe ser la piedra angular de nuestra estrategia y acciones hacia dentro del país y hacia el exterior, y nos debe dar aliento para trabajar con más energía”.

Finalmente, reiteró el compromiso de los soldados de México: “Por nuestra parte, las Fuerzas Armadas refrendamos nuestro compromiso con la Nación ante cualquier eventualidad. Nuestra lealtad con honor es compromiso y siempre será a la Constitución, al pueblo de México y a sus instituciones.

No diluiremos esfuerzos, seguiremos trabajando con entrega y voluntad, decisión y firmeza, serenidad y valor. La Patria lo requiere. Y nosotros estamos dispuestos a ello.

La lealtad y la institucionalidad en las Fuerzas Armadas son auténticas y permanentes, sin contradicciones, sin engaños, sin mentiras, sin condiciones, siempre al servicio de este gran país. Siempre al servicio de los mexicanos y de sus instituciones”.