Los hijos del Heroico Colegio Militar se reúnen en un encuentro fraterno y rinden tributo a los próceres de México.

Hace 50 años, un grupo de jóvenes militares se graduaron de uno de los planteles militares más prestigiosos del Sistema Educativo Militar, el Heroico Colegio Militar; jóvenes oficiales cuyas vidas al servicio de la Patria recién comenzaba, ellos son los integrantes de la Antigüedad 1965-1967, generación a la que pertenece el general Salvador Cienfuegos Zepeda, secretario de la Defensa Nacional, quienes durante tres días celebraron el 50 Aniversario de su egreso del Templo del Honor.

Con un nutrido programa de actividades, organizado por el general brigadier D.E.M., José de Jesús Torres González, presidente de la Asociación de Graduados del Heroico Colegio Militar, Antigüedad 1965-1967, sus integrantes se reunieron nuevamente en compañía de sus familias, en un encuentro fraterno, donde pudieron revivir viejas glorias y anécdotas del lugar que los vio nacer como militares, el Heroico Colegio Militar de Popotla, cuya fragua candente les templó la mente, alma y cuerpo para convertirlos en militares profesionales.

Estos soldados de la Patria, que hoy pintan canas en su cabeza aunque con bríos en su corazón, durante el 23 de noviembre, realizaron una ceremonia en un lugar que rinde tributo a los que han caído en el cumplimiento del deber, la Plaza del Servicio a la Patria, donde colocaron una ofrenda floral y montaron una guardia de honor; para luego trasladarse al altar a la Patria, al pie del Castillo de Chapultepec, para honrar la memoria de los Niños Héroes, quienes fallecieron durante la Gesta Heroica de la Guerra de 1847. En ese mismo día, el Heroico Colegio Militar de Tlalpan, también recibió a este grupo de militares, quienes fueron recibidos por sus hermanos menores para presenciar la última lista del día y un desfile de honor.

Durante la mañana del 24 de noviembre, su alma máter los recibió nuevamente en las instalaciones de la Asociación del Heroico Colegio Militar, donde en presencia de el general de división D.E.M., Ángel Prior Valencia, director general de Educación Militar y rector de la Universidad del Ejército y Fuerza Aérea, presenciaron una conferencia acerca del actual Sistema Educativo militar. De igual forma en esa fecha, el personal que integra la antigüedad 1965-1967, fue testigo de la develación de la placa conmemorativa del 50 Aniversario del Egreso del Heroico Colegio Militar, misma que fue develada por el propio secretario de la Defensa Nacional.

Para el 25 de noviembre, el contingente fue recibido en la Residencia Oficial de Los Pinos, sede del Poder Ejecutivo y espacio donde se encuentra el Estado Mayor Presidencial, cuyos integrantes recibieron al grupo para llevarlos a un recorrido por sus instalaciones, donde pudieron visitar el Monumento a los Héroes de la Batalla del Molino del Rey. Asimismo, visitaron la Galería Histórica del Estado Mayor Presidencial y el edificio sede de este organismo, cuya misión es velar por la seguridad del presidente de la República. Finalmente en Los Pinos realizaron un recorrido por la calzada que conduce a las distintas casas que han ocupado diversos mandatarios de México.

Altar a la Patria

Los restos de los Niños Héroes se encuentran en el Altar a la Patria, mejor conocido como el Monumento a los Niños Héroes, hermanos mayores de los integrantes de la Antigüedad 1965-1967, quienes se congregaron en ese lugar para honrar su memoria.

Al hacer uso de la palabra, el general brigadier D.E.M., José de Jesús Torres González, presidente de la Asociación de Graduados del Heroico Colegio Militar, Antigüedad 1965-1967, aseguró que “se llaman héroes a quienes se han distinguido por sus hechos extraordinarios y por su grandeza, por ser llevados más allá del cumplimiento del deber, son los que sacrifican todo cuanto tienen y cuanto valen al servicio de la Patria”.

Señaló que ha sido nuestra Patria verdadera cuna de héroes, y agregó: “Para comprender el verdadero heroísmo, es justo admirar en toda su realidad, la Gesta Heroica realizada por los Niños Héroes de Chapultepec.

Los cadetes se unieron a la lucha sabiendo que la muerte los esperaría y sin saberlo escribirían una de las páginas más gloriosas de nuestra historia, tan rica en actos heroicos”.

Pero también recordó otra importante efeméride que se celebró justo ese día: “Hoy 23 de noviembre, recordamos a todo nuestro auditorio que se celebra el Día de la Armada de México, fecha histórica en que se recuerda la rendición en 1825 en el Fuerte de San Juan de Ulúa en el Puerto de Veracruz, último reducto español en nuestro país.

Fue el Capitán de fragata Pedro Sanz de Baranda, comandante de la escuadrilla de ocho buques quien organizó en Alvarado, las posiciones de batalla para evitar el apoyo de buques españoles a la fortaleza para el suministro de tropas y víveres, que al ver este dispositivo de defensa y estando desplegadas las naves, las naves españolas no ofrecieron batalla y se retiraron a la Habana de donde procedían.

Desde este Altar a la Patria enviamos nuestro reconocimiento a los Marinos Mexicanos que orgullosamente son herederos de hechos gloriosos de la historia de nuestro país y en especial a la Heroica Escuela Naval militar, institución hermana de nuestro Heroico Colegio Militar”.

Finalmente señaló el motivo de la presencia de este grupo en el Altar a la Patria: “Al observar estas seis columnas coronadas con una flama, que evoca la lealtad de los héroes, y un águila con las alas abiertas y posada en una corona de laureles, que simboliza la victoria, así como el mausoleo que contiene los restos de los Niños Héroes y del Coronel Felipe Santiago Xicoténcatl, los que cumplimos 50 años de haber egresado del Heroico Colegio Militar, les rendiremos un homenaje con una ofrenda floral y una guardia de honor, ya que siempre tendremos presente el lema: Por el Honor de México”.

Honor a los héroes

La primera ceremonia en la que participó la antigüedad 1965-1967 fue en la Plaza del Servicio a la Patria, recinto cultural que se construyó para honrar a los integrantes de las Fuerzas Armadas mexicanas que portando el uniforme, ofrendaron su vida en el cumplimiento de su deber en pos de la seguridad y bienestar del pueblo mexicano.

Al pie del Monumento a los Caídos de ese complejo arquitectónico, fue el general de división D.E.M., Alfredo Emilia Herrera Muñoz, vicepresidente de la Asociación de Egresados del Heroico Colegio Militar de la Antigüedad 1965-1967, quien luego de describir el significado del lugar expresó: “Los militares entendemos de virtudes, de ellas surge nuestro esplendor espiritual que tonifica nuestras acciones y deberes.

Es precisamente sirviendo a la Patria, como germina el nervio transformador de nuestras instituciones, por ello, las Fuerzas Armadas reafirman conocimiento profundo, honda gratitud, y perenne honor a los que ofrendaron sus vidas, pues tuvieron como eje rector la preservación y fortalecimiento de la soberanía nacional”.

Destacó la importante labor las Fuerzas Armadas en este momento: “Somos celosos guardianes del orden vigente, sumando nuestras acciones a las que el Gobierno de la República realiza en la búsqueda de la tranquilidad y la paz social que la Patria requiere, para mantenerse democrática y productivamente su vida”.

Aseguró que los soldados, cuyos nombres se encuentran en ese espacio espiritual, dejan un legado de valor, honor y patriotismo, pero sobre todo, un gran ejemplo de energía moral, y añadió: “Estos valerosos soldados ofrendaron sus vidas en el cumplimiento del deber, fueron tropas de tierra, mar y aire, diestros y de probada experiencia que supieron cumplir con la Nación”.

Develación de la placa conmemorativa

Fue el propio general Salvador Cienfuegos Zepeda, secretario de la Defensa Nacional, quien llevó a cabo la develación de la placa conmemorativa del 50 Aniversario del Egreso de la Antigüedad 1965-1967.

La ceremonia se llevó a cabo precisamente en el plantel que los formó, el Heroico Colegio militar de Popotla, al lado del obelisco erigido para conmemorar la Gesta Heroica de los Niños Héroes de Chapultepec.

Al hacer uso de la palabra, el general de división D.E.M., Luis Arturo Óliver Sen, secretario de la Antigüedad 1965-1967, dirigió un mensaje a sus compañeros y familias, donde aseguró que “para quienes integramos la Antigüedad 1965-1967, y tenemos la gran oportunidad de estar presentes. Este es un día brillante, cálido y de luz intensa, ya que el motivo que nos reúne en este recinto, donde orgullosamente recibimos nuestra primera educación militar, es la develación de la placa, como puntual testimonio de la media centuria que ha transcurrido frente a nosotros, tan aprisa que lo que miramos lejano, y que hoy nos mantiene aquí”.

Con nostalgia recordó aquellos años mozos en los que sus vidas estaban hechas de sueños: “No podemos evitar traer a nuestra mente imágenes de nuestras vivencias, de cuando como bisoños cadetes corríamos a nuestras aulas que circundan el lugar donde nos encontramos.

Cuanta historia para recordar, cuanta anécdota para traer a la memoria y sonreír, suspirar y por que no, hasta llorar. Cuanta enseñanza obtuvimos y cuanta aplicamos. La vida nos reclamó pero también nos premió, así nos formamos y así avanzamos por ella hasta alcanzar los objetivos que paulatinamente nos propusimos y que para lograrlos, estábamos conscientes de que no había tarea fácil, pero lo importante es que hasta hoy, cada quien se encuentre satisfecho de lo que obtuvo y del logro alcanzado”.

Luego de recordar los hechos históricos sucedidos en ese plantel militar, señaló que “estos hechos nos hacen enaltecer nuestro origen y nuestro destino militar, porque seguramente cuando deambulamos por estos pasillos ignorábamos este preciado legado de nuestros hermanos de armas que nos precedieron”.

Finalmente señaló la importancia que tuvo la Antigüedad para el devenir nacional, así como la importancia de sus esposas como motor de todo lo que pudieron hacer: “Convencido estoy que la antigüedad 1965-1967 también ha dejado una huella importante en el devenir de estos años en los que servimos a México en diferentes cargos y destinos, pues la historia nacional registra hechos relevantes en este periodo en el cual nos vimos inmersos en su desarrollo y en su evolución cotidiana, donde, dependiendo de nuestra jerarquía y responsabilidad, velamos siempre por el bien del pueblo y de la Patria.

No hubo límites para ello, porque para cumplir con el deber, sacrificamos, como resulta común y en primera instancia a nuestra familia. Qué hubiéramos hecho sin el apoyo de nuestras esposas, que con su abnegación y fortaleza crearon el hogar donde se formaron bajo su tutela, más que de la propia, hijos e hijas a quienes dieron dirección y educación en la reiterada ausencia, así enaltecidamente, se los reconocemos”.