Conmemoración del regreso de la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana.

Por: Alberto González Ramírez.

Al término de su brillante participación en el Teatro de Operaciones del Lejano Oriente, para lograr la liberación de las Islas Filipinas del Ejército Japonés y después de un año, tres meses y veintitrés días de ausencia, el 18 de noviembre de 1945, regresaron victoriosos a la patria los integrantes del Escuadrón Aéreo 201 de la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana.

Compuesto por 294 elementos y participado en 59 misiones de combate, sufrió siete bajas del grupo de Pilotos en operaciones en el frente de Guerra y en entrenamiento en aviones Thunderbolt P-47 y dos integrantes del Grupo de Reemplazos, ellos fueron:

  • Cap. P.A. Pablo Luis Rivas Martínez.
  • Tte. P.A. Héctor Espinoza Galván.
  • Tte. P.A. José Espinoza Fuentes.
  • Subtte. P.A. Mario López Portillo.
  • Subtte. P.A. Fausto Vega Santander.
  • Tte. P.A. Javier Martínez Valle.
  • Subtte. P.A. Crisóforo Salido Grijalva.
  • Tte. P.A. Roberto Gómez Moreno.
  • Subtte. P.A. Hugo González y González.

Después de su paso por territorio norteamericano, el 16 de noviembre de 1945, iniciaban el recorrido en ferrocarril a través de la República Mexicana, el entonces Secretario de la Defensa Nacional, General Francisco L. Urquizo, los acompaño en su viaje desde Nuevo Laredo a la Ciudad de México.

Las muestras de cariño del pueblo de México y ceremonias de recepción organizadas por los Gobiernos de los Estados de Nuevo León, Coahuila, San Luis Potosí y Querétaro, se hicieron presentes.

Después de completar el recorrido, el convoy hizo alto en la estación de Lechería, Estado de México, esperando a las 10 de la mañana del domingo 18 de noviembre para desembarcar en la estación de Buenavista e iniciar el recorrido a través de las calles de la ciudad hasta la plancha del zócalo capitalino.

La emoción y entusiasmo entre los integrantes del Escuadrón 201 eran indescriptibiles, por fin se reunirían con sus seres queridos.

Faltan palabras para describir la euforia y alegría que generó su llegada a la Capital, las calles lucían adornadas, a su paso les lanzaban flores, serpentinas y eran aclamados.

En el zócalo capitalino los esperaba el Presidente de la Republica, General Manuel Ávila Camacho, con cientos de emocionados familiares y amigos que aguardaban el momento de su llegada.

Momentos después, uno a uno saludaron de mano al Presidente y pasaron a ocupar la tribuna para presenciar el desfile deportivo que por esta única ocasión se convirtió en desfile Deportivo-Militar.

Al término le fue entregada la Bandera de Guerra de la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana al Presidente de la República, mismo que la entrego al cuerpo de Defensores de la República para su custodia y de esta manera dio fin el evento e inició la fiesta que se dio en cada una de las casas de los homenajeados.

¡Misión cumplida¡

Fuentes de consulta:

  • Dirección de Archivo e Historia de la SEDENA
  • Fototeca Nacional.
  • Archivos de la Asociación Mexicana de Veteranos de la II Guerra Mundial A.C.
  • “Historia Oficial de la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana. SEDENA 1946.
  • Archivo Fotográfico “Tomas Montero”.